Cuando se discutió la aprobación de la reelección legislativa inmediata en México, sus promotores argumentaron que una de las deficiencias en el quehacer de nuestros representantes era la ausencia de profesionalización. Tres años parecía poco para construir un liderazgo. La reelección ofrecía la posibilidad de forjar destacadas trayectorias, evitaba la simulación de saltar de un cargo a otro y a la vez consolidaba un mecanismo de rendición de cuentas vertical. Los ciudadanos aprobarían o castigarían con su voto el buen o mal desempeño de sus representantes.
Bajo esta idea se aprobó la reforma electoral que ahora permite que un diputado, tanto a nivel federal como a nivel local, repita en el cargo hasta cuatro veces sucesivas y que un presidente municipal, regidor o síndico lo haga hasta por un periodo adicional. En los hechos, la reelección no ha significado ni mayor apertura ni mejor rendición de cuentas. Por el contrario, a espaldas de los ciudadanos, las cúpulas partidistas ejercen un arma discrecional para premiar o castigar lealtades según les convenga.
En el actual proceso electoral, 434 diputados federales manifestaron su interés por reelegirse, y sin embargo, solo 213 recibieron la bendición de sus presidentes. Los criterios de selección, los méritos considerados o las propuestas formuladas permanecen como un misterio. Solo los presidentes de partido y sus acuerdos lo saben.
A solo 23 días del proceso electoral más complejo de la historia reciente, los esfuerzos por generar información de calidad para el ejercicio libre del voto se topan con campañas sosas, debates adustos, brotes de violencia y maquinarias partidistas.
Con 15 gubernaturas en juego y más de 20 mil cargos en disputa, la información sobre los candidatos es, en el mejor de los casos escasa, en otros, simplemente inexistente. En marzo de este año el Instituto Nacional Electoral aprobó los lineamientos para el registro de información sobre candidaturas en la plataforma “Candidatas y Candidatos, Conóceles” (https://candidaturas.ine.mx/). En la plataforma se incluye información básica sobre el perfil de los candidatos, la historia profesional, los medios de contacto, las principales propuestas así como datos de identidad que permiten saber si el candidato se autoadscribe como indígena, afromexicano o migrante, entre otros. El registro es de observancia obligatoria y debió de completarse el 17 de abril pasado. En ese momento solo el 38.14 por ciento dio información. Ayer, el sistema de consulta de información registró una mejora en el cumplimiento del 83.4 por ciento. Y aunque en esta elección se sabe un poco más de quiénes son los candidatos, los datos dicen muy poco sobre la trayectoria o las propuestas de quienes buscan nuestro voto.
El escenario a nivel estatal es todavía peor. En 26 de los 32 institutos electorales locales existen secciones para difundir información sobre los candidatos. Sin embargo, la mayoría de esta información es poco legible, en varios casos está incompleta y no se presenta en formatos abiertos. En Aguascalientes, Hidalgo, Puebla, Sinaloa, Tabasco y Veracruz no hay ninguna información sobre los candidatos por lo que los ciudadanos votarán “a ciegas”.
Ante este escenario de desinformación, distintas organizaciones sociales han exigido información. Candidaturas MX de SocialTic concentra toda la información disponible en formatos abiertos, Buró Parlamentario busca facilitar el acceso a la información y Transparencia Mexicana ha detectado importantes ausencias de información. Desde Nosotrxs se envió un cuestionario a 3 mil 168 candidatos que permite conocer más sobre quienes quieren representarnos. A veintitrés días de la elección hay mucho ruido y escasos datos.
Coordinadora de la Red por la Rendición de Cuentas.
@louloumorales