Porque se trató de un ejercicio de ratificación que no respondió a la pérdida de legitimidad de quien fue democráticamente electo por un periodo de seis años; porque desde antes de que iniciara el proceso, ya se podía anticipar el resultado. Porque Morena y sus aliados trataron —en más de una ocasión— de cambiar las reglas electorales a su conveniencia y hasta aprobaron un decreto declarado inconstitucional por el Tribunal Electoral.
Porque las vacunas y los programas sociales son derechos ejercidos por ciudadanos libres y no dádivas a disposición de ningún partido.
Porque ni el modelo de comunicación política existente, ni las vías utilizadas para la promoción de este ejercicio, sirvieron para debatir propuestas en beneficio de la sociedad o para tratar los problemas más apremiantes para el país.
Porque en plena pandemia, sin vacunas aprobadas oficialmente para menores de edad y en un contexto económico complicado, se gastaron mil 567 millones de pesos en el ejercicio del Presidente para el Presidente.
Porque al igual que él, los miembros del gabinete y los gobernadores violaron de manera reiterada la Constitución y las leyes utilizando sus espacios de poder para hacer propaganda política y no cumplir con sus obligaciones. Porque la militarización del país se ha normalizado. Porque el secretario de Gobernación, de la mano del general Luis Rodríguez Bucio, viajó en una aeronave del Ejército para hacer promoción política.
Porque a la fecha prevalece la opacidad sobre los recursos utilizados para tapizar el país con promocionales, bardas y espectaculares a favor de la ratificación, lo cual tiene todavía que ser investigado y sancionado.
Porque como en los viejos tiempos, las maquinarias partidistas movilizaron gente, recursos y poder en lo que consideran sus bastiones y no zonas pobladas por ciudadanos con derechos.
Porque el órgano electoral nacional es mucho más que los consejeros electorales y su secretario perseguidos penalmente por hacer cumplir la ley. Porque a pesar de los ataques y descalificaciones, el INE capacitó ciudadanos, instaló casillas y emitió un resultado preliminar —muy cercano al resultado final y sin que se cayera el sistema— el mismo día de la jornada de ratificación.
Porque desde antes de este domingo, se anunció una posible reforma electoral que va a contracorriente de las 11 que se han realizado en los últimos 45 años. Una reforma que no es progresiva y que en principio se basa en eliminar la pluralidad en la representación política y controlar políticamente al árbitro electoral.
Porque a la luz de las expresiones que tuvieron algunos representantes de partido en la sesión del Consejo General del INE, la política ha dejado de ser “el espacio para estar juntos y los unos con los otros, de los diversos”. Porque sobre las ideas están las consignas y porque los prejuicios ocupan una centralidad peligrosa.
Porque en un país sumergido en la violencia, somos muchos los que nos resistimos a la falta de diálogo, a la estigmatización y a la eliminación de la pluralidad de expresiones.
Por todo esto es que el abstencionismo de este ejercicio secuestrado fue de 82.2 por ciento. Este es el mensaje final. Quien lo quiera leer de otra forma está eludiendo sus responsabilidades.
Coordinadora de la Red por la Rendición de Cuentas.
@louloumorales