Naturalmente esta columna debió redactarse antes de poder conocer los resultados de las elecciones estatales en Coahuila y el Estado de México, pero de tiempo atrás las encuestas auguraban una derrota para el PRI en el Estado de México, el mascarón de proa de este partido. A unos días de los comicios, Reforma, el medio más identificado con la oposición al actual gobierno, dio a la candidata de Morena, la maestra Delfina Gómez, una ventaja del 10% sobre Alejandra del Moral, la candidata del PRI. En Coahuila la situación era la contraria, ahí todo apuntaba a que triunfaría un “PRI de los cien años”.
Si imaginamos al sistema político priista de los últimos lustros como un conjunto de matrioshkas —las muñecas rusas donde dentro de las más grande están otras cada vez más pequeñas— resulta que esa organización parecía inmune al paso del tiempo. El PRI había tenido que ceder al PAN un par de estados, pero el complejo priista mantenía su preeminencia. Sin embargo, en el 2000 perdió la matrioshka superior —la presidencia. El conjunto disminuyó, el PRI nacional quedó expuesto y aunque su rostro se mantenía priista ya tenía rasgos panistas. La siguiente figura en aparecer fue similar pero más pequeña por la pérdida de gobiernos estatales y aunque en 2012 recuperó los rasgos de la matrioshka presidencial original ya no su dimensión.
Tras la llegada de AMLO a Palacio Nacional en 2018, las siguientes figuras fueron cada vez de menor tamaño y de rasgos menos claros. Hoy, incluso suponiendo que el sistema priista hubiera logrado la hazaña de entronizar en Toluca a Alejandra del Moral, lo que queda de lo que fue el corazón del PRI mexiquense, el llamado “Grupo Atlacomulco” —que algunos niegan que haya existido— es difícil imaginarlo operando con efectividad a la intemperie sin la cobertura de las otras matrioshkas que ya desaparecieron. Y, en cualquier caso, un PRI ganador en Coahuila, el de los Moreira, carecerá de los recursos materiales y humanos que le permitan asumir un papel similar al que tuvo el mexiquense.
Es verdad, como lo ha advertido Bernardo Barranco, un conocedor a fondo del PRI del estado de México (véanse sus libros El infierno electoral [2018] y El regreso al infierno electoral [2023]) y que ha controlado como ningún otro las instituciones electorales de su entidad y que cuando supone que las preferencias ciudadanas no le favorecerán, ha sido capaz de alterar sistemáticamente los resultados mediante un férreo control del proceso desde antes de que se abran las casillas y hasta el momento en que se anuncian los resultados oficiales. También es verdad que “factores reales de poder” como los medios de comunicación, los grandes intereses económicos mexiquenses, las iglesias, pero igualmente sectores de clase media apoyan la permanencia de las fórmulas priistas para evitar que en 2024 Morena mantenga la presidencia. Sin embargo, en el ciudadano promedio ya hay un hartazgo creciente con la corrupción galopante del PRI, lo que ha dejado a ese partido, y a su forma de ejercer el poder, con un déficit de legitimidad notorio y que es arena en los engranes de su maquinaria.
El PRI mexiquense llegó a la elección de este 4 de julio sin haber modificado ni un ápice su naturaleza de aparato extractor de recursos. La trama de falsificación de facturas que acaba de ser expuesta por la periodista María Teresa Montaño Delgado tras el examen de 200 contratos. Ahí se demuestra cómo de 2018 y hasta 2022, y a través de la Secretaría de Desarrollo Social de la entidad y usando una red de empresas fachada, el PRI defraudó el erario público del estado por 5 mil millones de pesos. La investigadora, que fue víctima de un secuestro en 2021, se mantuvo sobre la pista con el apoyo de organizaciones internacionales hasta que finalmente pudo develar una típica trama corrupta priista que el lector puede conocer en Sin Embargo (01/06/23) o en El País (31/06/23) y que señala directamente a la candidata del PRI, Alejandra del Moral, y al presidente local de ese partido, Eric Sevilla Montes, como figuras centrales.
En suma, cualesquiera que hayan sido los resultados electorales el PRI mexiquense puede hoy asumir como propio el tema de esa canción popularizada por Frank Sinatra que si bien sabe que su final está próximo todo lo que hizo lo hizo “a su manera”.