Formalmente la campaña para la elección de 2024 aún no se inicia, pero los pronunciamientos y movimientos de los actores políticos relevantes muestran que esa campaña ya empezó. Formalmente aún no se develan los “proyectos de nación” que van a disputar el derecho a gobernarnos, pero la esencia de uno de ellos ya es evidente —el de Morena— y si bien la oposición —PAN, PRI y PRD— ya tiene abanderada pero sin bandera.
Las líneas generales de la propuesta de Morena están dibujadas de tiempo atrás. Es lógico suponer que ese partido-movimiento, que es básicamente creación de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), va a sostener como programa el que él ha elaborado y reelaborado a lo largo de los años en que recorrió el país de punta a punta en sus tres campañas presidenciales. En el sexenio que está por concluir ya se levantaron los cimientos y muros de un proyecto que aún está por completarse. Justamente el proyecto de Morena es continuarlo.
El leitmotiv del lopezobradorismo ha sido la sustitución de un régimen autoritario y oligárquico que ya caducó, por otro democrático y con amplia base social por la vía pacífica. Tras su victoria electoral de 2018, y en su libro Hacia una economía moral (Planeta, 2019), AMLO reiteró la esencia de una propuesta que de manera natural estará en la base del que presentará Morena en 2024. En cualquier caso y aunque pueda ser otro fraseo, su esencia seguirá siendo: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Para hacer realidad el lema ancla del programa, AMLO se propuso poner de cabeza el arreglo oligárquico forjado a partir del alemanismo (1940-1946) y separar los poderes político y económico para dejar el timón sólo en manos del primero, pero sin antagonizar al segundo. Hoy la élite económica sigue intacta pero ya no se desempeña como una “mafia del poder” y que hasta el 2018 efectivamente imponía sus prioridades a la clase política. De tarde aparecen juntas las cúpulas políticas y económicas, pero ya no están revueltas. El proyecto de Morena para 2024 tiene que insistir en mantener esa distinción y jerarquía entre poder político y económico como característica de su proyecto.
Para hacer efectiva la separación del poder formal del fáctico, AMLO ha insistido una y otra vez que se debe erradicar del gobierno su corrupción, un mal secular que inevitablemente distorsiona cualquier plan para hacer realidad la gran meta de la izquierda: el estado de bienestar. El proyecto de Morena en la próxima campaña tiene que subrayar la profundización de esta política.
Requisito sine qua non para modificar la naturaleza del viejo régimen ha sido recuperar la capacidad gubernamental para imponer las prioridades de la sociedad sobre “las fuerzas del mercado”. Es obligado que la propuesta de la izquierda insista en cuestionar las prioridades que la política neoliberal impuso en los sectores estratégicos de la economía y que favorecieron de manera obscena a las minorías económicamente poderosas. Sin mantener la voluntad y capacidad del Estado para limitar las tendencias del mercado de dar más a los que más tienen, el capitalismo mismo —aquí y en el resto del mundo— va camino a la inviabilidad, como argumentan desde la izquierda Thomas Piketty (El capital en el siglo XXI), o desde la derecha Francis Fukuyama (El liberalismo y sus desencantados).
Desde la perspectiva anterior, el proyecto de Morena finalmente implicará una reforma impositiva. AMLO logró aumentar la recaudación fiscal sin recurrir al aumento de los impuestos porque pudo cobrar al gran capital lo que las administraciones anteriores le habían condonado como parte del viejo arreglo oligárquico, pero esa política ya llegó a su límite. No es posible saber si Morena incorporará explícitamente la reforma fiscal en su proyecto, pero está implícita porque programas como el sistema universal de salud pública echado a andar por AMLO debe de mantenerse o expandirse para sostener la base sine qua non de ese partido.
Falta espacio para abordar los otros temas del proyecto de Morena, pero por ahora la verdadera incógnita importante es: ¿Cuál será la oferta de la derecha?