Las recientes declaraciones de Donald Trump sobre implementar una política de deportaciones masivas, aumentar aranceles a productos mexicanos, e incluso, anexar a nuestro país como un estado más de EUA, han generado inquietud a nivel internacional. Frente a este panorama, la presidenta Claudia Sheinbaum ha adoptado una postura estratégica que combina la defensa de la soberanía nacional con un enfoque pragmático en las relaciones diplomáticas y económicas.
Una postura estratégica frente al bravucón
En lugar de caer en provocaciones, la presidenta Sheinbaum ha enfatizado la necesidad de relaciones basadas en el respeto mutuo, consistentes en la interdependencia económica entre México, Estados Unidos y Canadá dentro del marco del T-MEC. Este tratado comercial ha sido una herramienta clave para el desarrollo de la región, y Sheinbaum ha subrayado su compromiso por proteger los intereses de México frente a tácticas de presión económica como los aranceles, ya utilizadas por Trump en el pasado.
A diferencia de las confrontaciones previas entre el entonces canciller Marcelo Ebrard, la presidenta Sheinbaum ha demostrado un liderazgo que evita los conflictos abiertos, utilizando el dialogo y la estrategia. Conocedora de las complejidades económicas y políticas, ha sabido comunicar que México no será un peón en los juegos de poder del presidente electo Donald Trump, posicionándose a la altura de la jefa de Estado que México necesita.
Limitaciones de las políticas de Trump
Si bien Trump ha prometido deportaciones masivas, expertos afirman que estas medidas no son sostenibles a largo plazo. Una reducción drástica de la fuerza laboral migrante en Estados Unidos tendría consecuencias económicas desastrosas, afectando sectores clave como la construcción y la agricultura. Además, los costos de implementar estas políticas serían multimillonarios. En el pasado también amenazó con la construcción del muro fronterizo de extremo a extremo, y que México pagaría por el mismo. La realidad es que de los 700 kilómetros que construyó, la inmensa mayoría solo fueron sustituciones o reparaciones de estructuras ya existentes, y solamente se construyeron unos 130 kilómetros nuevos, por cierto, pagados por distintos departamentos del gobierno de Estados Unidos.
Un reconocimiento global.
El liderazgo de nuestra presidenta también ha llamado la atención internacional, llevándola a ser una de las nominadas a la Persona del Año 2024 por la revista Time, junto con figuras como el propio Donald Trump, Kamala Harris y Elon Musk, entre otros. Este reconocimiento no solo destaca su rol como la primera mujer presidenta de México, sino también su capacidad de enfrentar desafíos complejos con determinación y firmeza.
Retos internos y margen de maniobra
Por otro lado, a pesar del enfoque en el escenario internacional, los desafíos internos para la presidenta no disminuyen. La inseguridad sigue siendo uno de los principales problemas que enfrenta México. Que Harfuch se haya mudado a Sinaloa para pacificar al estado, es un buen mensaje, esperaremos los resultados, que serán cruciales para fortalecer su posición en negociaciones internacionales. Asimismo, otros aspectos como el impulso a la economía y la estabilización política le otorgarán un mayor margen para influir en los acuerdos clave dentro del T-MEC.
Sin embargo, la reforma judicial, actualmente aprobada, pero en construcción, se advierte más como un lastre que como una ventaja, peor aún si se le sigue confiando al poder Legislativo su implementación entre su rapiña por poder, no logran hacer un trabajo aseado, es más, no logran publicar una lista sin errores.
La presidenta Sheinbaum ha dejado clara su postura frente a presiones del exterior. Si puede manejar las amenazas de una de las figuras políticas más poderosas del mundo, no cederá a presiones del interior. Si otros actores políticos lo hacen, tendrán que responder a sus acciones.