Ayer, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo tomó protesta como la primera mujer presidenta de México, marcando un hito en la historia política de nuestro país. Su discurso en la Cámara de Diputados resonó con fuerza, no solo por la trascendencia del momento, sino por las palabras que eligió al referirse al “tiempo de las mujeres”. Uno donde, finalmente, el liderazgo femenino alcanza la máxima representación en nuestra nación. Con voz firme, la presidenta -con a- como debemos referirnos a ella, nos recordó que el futuro de México está en las manos de todas y todos, pero especialmente destacó la capacidad, la fuerza y perseverancia de las mujeres que han forjado su camino en el ámbito público y privado.
El cambio de la banda presidencial lo realizó la presidenta de la Cámara de Diputados, Ifigenia Martínez quien es un ejemplo de talento y cualidades, y a pesar de haber ocupado grandes responsabilidades públicas nacionales e internacionales, su trato como su comportamiento son un reflejo de su sencillez. Mi reconocimiento y admiración siempre a doña Ifigenia.
En ese contexto, es importante recordar que el papel de las mujeres en la historia de México ha sido fundamental, desde la lucha por la Independencia hasta la Revolución Mexicana. Figuras tan conocidas como Josefa Ortiz de Domínguez, la “güera” Rodríguez, o Leona Vicario quien financió el movimiento insurgente, y también otras no tan mencionadas como Mariana Rodríguez del Toro, Manuela Mediana, Gertrudis Bocanegra, María Soto “la marina”, María Teresa Medina, entre muchas otras que jugaron un papel de suma relevancia en la historia de México, son ejemplos de resistencia y determinación femenina. Hoy, la presidenta Sheinbaum se suma a esta larga lista de mujeres que pasaran a la historia de nuestra gran nación.
No podemos evitar recordar las palabras de Aspacia de Mileto, quien fue una de las grandes figuras en la antigua ciudad de Atenas, “el mayor poder que una mujer puede tener es inspirar el respeto y admiración de quienes la rodean”, decía Aspacia, quien tuvo el reconocimiento y admiración de grandes personajes como Sócrates. Ese legado se mantiene vigente, y hoy, la presidenta de nuestro país representa esa inspiración para millones de mujeres mexicanas que ven en ella un ejemplo de que, con esfuerzo, dedicación, carácter y muchas otras cualidades que le reconozco, es posible llegar a lo más alto.
El mandato que inicia hoy está lleno de desafíos, pero entre ellos también oportunidades. Ha dicho que construirá el segundo piso de la Cuarta Transformación, empezando por la continuación de los programas sociales, pero también ha dejado en claro que apostará por políticas hídricas y energías limpias, entre otros proyectos nuevos que implementará en su gobierno. Tendrá la oportunidad para hacer que la nueva forma de elegir a los juzgadores federales no solo no le complique su sexenio, sino que no afecte los derechos de los mexicanos.
El reto no es menor, pero las expectativas tampoco lo son. Dra. Claudia Sheinbaum, le deseo el mayor de los éxitos como presidenta de la República Mexicana, que su mandato esté lleno de aciertos, que su compromiso con el país nunca flaquee y que su liderazgo inspire a muchos. El tiempo de las mujeres no es solo un momento pasajero, sino una realidad que debe consolidarse y fortalecerse día a día. Recuerdo que, tras ganar las elecciones, usted, enfatizó la importancia de la inclusión y el respeto de todas las voces en un contexto democrático. Afirmó que la oposición es fundamental para la democracia, ya que una pluralidad de ideas y críticas es necesaria para fortalecer el país.
Subrayó también, que su gobierno será para todos los mexicanos, sin distinción, poniendo el bienestar general por encima de las diferencias partidistas o ideológicas. Deseo de todo corazón, que el poder que naturalmente otorga ser presidenta de un gran País como es México, no la ciegue en el transcurso de su gobierno, como ha sucedido con otros mandatarios. Que las críticas, que las habrá, no las sienta personales, sino como usted misma ha dicho, las escuche para buscar el consenso donde sea posible.