Lisandro Morales Silva

Democracia: ¿voluntad del pueblo o de alguien más?

Es importante recordar que la democracia no se trata solo de seguir la voluntad de la mayoría, sino de garantizar que las decisiones cruciales para el buen funcionamiento de un Estado

Lisandro Morales Silva, autor de Opinión. Foto: EL UNIVERSAL
21/08/2024 |00:00
Lisandro Morales Silva
Autor de opiniónVer perfil

Hace unas semanas se realizaron algunas encuestas en las que se le preguntó a la población si estaba de acuerdo en que se , aunque la mitad de los encuestados no estaba enterada de la iniciativa de reforma, y sin entrar en temas de los evidentes sesgos, la respuesta fue clara: 8 de cada 10 personas estuvieron a favor de que se reforme el Poder Judicial y que los ministros, magistrados y jueces sean electos por . “El pueblo pone y el pueblo quita”, es la justificación que se ha dado a esta y otras políticas del actual gobierno.

Democracia y pueblo son dos de las palabras más usadas por el presidente , “ahora vivimos en una auténtica democracia donde el pueblo manda”, “el pueblo es sabio, sabe lo que le conviene” se le ha escuchado decir en distintas ocasiones.

Con esa misma sabiduría es como se pretende que se voten los próximos ministros, jueces y magistrados, en teoría es un ejercicio de absoluta democracia, todo bien hasta ahí; el problema con la democracia, relata Platón en sus diálogos, es que es un sistema imperfecto, donde la voz de las masas, que a menudo carece del conocimiento necesario, puede llevar a decisiones desastrosas.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

Lee también

Platón describe cómo en una democracia el poder se diluye entre la multitud, el poder se otorga no a los más capaces, sino a quienes tienen la habilidad de manipular la opinión pública. Esto conduce, según él, a la elección de líderes demagógicos, que priorizan su popularidad sobre el bienestar de la polis. La democracia en su forma más degenerada se convierte en una tiranía de la mayoría, donde las pasiones de la masa prevalecen sobre la razón.

Este pensamiento que explica el filósofo hace un paralelismo con el planteamiento de la reforma al Poder Judicial. Será el pueblo en quien recaiga la responsabilidad de elegir a los titulares de los diferentes órganos jurisdiccionales, el mismo donde la mitad de los encuestados no estaba enterada de la reforma, y que, aun sin información tomó una decisión. Es ahí donde radica un problema serio, no todos tenemos la posibilidad de informarnos lo suficiente para tomar una decisión consciente del juzgador que estaremos votando.

Aun con ese problema, serán votados, como lo propone el proyecto de reforma, los próximos juzgadores, quienes tendrán que recurrir al arte de la retórica, también descrito por Platón en sus diálogos, como una técnica que busca persuadir sin necesariamente estar vinculada a la verdad, es una herramienta que más comúnmente se usa para manipular a las personas que para guiarlas a la verdad.

En este tema nuestros políticos son expertos, algunos más que otros, ejemplos sobran. De llegarse a aprobar la reforma como se ha dictaminado, no tendremos a los juzgadores más capaces en el Derecho, sino a políticos, influencers o líderes, sin un compromiso serio con la impartición de justicia, que habrán sabido convencer al pueblo.

Sin duda, la democracia es el mejor sistema, por ahora, para organizar nuestras sociedades, pero no debe ser interpretada de manera simplista o demagógica, la verdadera democracia requiere de un equilibrio entre la voluntad popular y la razón, entre la voluntad del pueblo y el .

Es importante recordar que la democracia no se trata solo de seguir la voluntad de la mayoría, sino de garantizar que las decisiones cruciales para el buen funcionamiento de un Estado estén guiadas por la razón, el conocimiento y un verdadero compromiso con el bien común.

No digo que no sea necesaria una reforma al Poder Judicial. Claro que la impartición de justicia será siempre perfectible, pero sepan también que hay decisiones del gobierno que se tratan de legitimar invocando a la voluntad del pueblo, a la democracia, pero realmente no es la voluntad popular, sino el resultado de quien, experto en el arte de la retórica, a lo largo de casi seis años, y durante casi todas las mañanas, nos ha dicho quiénes son los buenos y los malos; quiénes son los corruptos y quiénes los honestos; incluso nos ha dicho a quien debíamos elegir como su sucesora.

Lee también

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.


mahc