Aquel instituto en donde todos cabían, dejo de existir. El pacto del péndulo, que permitía que un sexenio una facción de derecha ocupara el poder y luego otro la facción de izquierda, fue traicionado porque los intereses fueron más fuertes. Roto el equilibrio, el derrumbe comenzó.

La lógica en la creación de este régimen político, con el que se inauguraba la era de los partidos en México, fue la integración y organización de las facciones de la Revolución en un solo organismo político, ahí sí, donde todas y todos cabían, donde no sin peleas, los sectores obrero, campesino y patronal se acomodaron, logrando prebendas a sus líderes pero también beneficios a sus agremiados, el pueblo en los tres casos.

Por décadas el PRI supo evolucionar con los retos y cambios que proponía la realidad. Las demandas de seguridad social, vivienda, salud, educación, entre otras, fueron resolviéndose con la creación del IMSS, el ISSSTE, la SEP, el INFONAVIT, y demás. Incluso, aún cimentó la creación del Instituto Federal Electoral, una demanda no solo de los actores políticos de entonces, sino de la democracia misma. Los programas sociales funcionaban a través de los intermediarios, sindicatos, confederaciones y demás agrupaciones gremiales quienes tenían un papel importante.

Como pudo y bajo su lógica, dio salida a cada una de las demandas que se le presentaban, a veces con cierto tino, otras con franca represión. El movimiento ferrocarrilero en 1958, el asalto al cuartel Madera en Chihuahua en 1965, el movimiento estudiantil de 1968 y la guerra sucia de los años 70´s, minó poco a poco a este instituto.

El PRI conformó de esta manera el sistema político más longevo en el mundo, vaya, ni la URSS duró tanto (la Revolución de 1917 llevó al poder a los bolcheviques, prolongándose hasta 1991). Fue un régimen político que hizo frente a las adversidades presentadas por un siglo XX convulso, sin embargo, dejo de serlo cuando los tecnócratas, a finales de los 90´s, se apoderaron de él.

Fue ese el momento en el que aquella icónica frase de todos caben, dejo se escucharse en las grandes asambleas para pasar solo a salones de petit comite, donde solo tenían lugar los intereses de unos cuantos y donde el neoliberalismo encontró su hábitat, y es así como el equilibrio en ese péndulo, mantenido por décadas, dejo de funcionar, y ahí, en esos muros fuertes de concreto, se instaló la humedad que hoy a través de Alito, hiede el PRI.

Entonces el derrumbe comienzo a hacerse evidente, la LVII Legislatura, la de 1997 al 2000, el PRI pierde la mayoría absoluta en el Senado y Diputados. Luego, pasan 12 años para el PRI regrese al poder con Peña Nieto, quien acompañado de reformas neoliberales, termina por convertir a este instituto político, en un moribundo en agonía, sin bases sociales porque ese único ladrillo que lo sostenía, se los quitó este régimen, que demostró que los programas sociales no necesitan intermediarios para llegar a quien más los necesita.

Pero lo que son las cosas, donde unos vemos escombros, Alito ve oro. El PRI actual es hoy un perfecto botín para este personaje, que con sus 30 diputados, 12 senadores y 2 gubernaturas, se venderá al mejor postor.

¿Qué nos deja todo esto? Que es tiempo de un nuevo régimen de partidos en este país, en donde todos tendremos que preguntarnos qué papel vamos a tener en este nuevo orden.

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