Si bien es cierto que aún nadie puede cantar victoria, parece, ojalá así sea, que en una contienda sumamente cerrada Joe Biden será electo presidente de Estados Unidos de América . Hasta este momento lleva 264 votos de los 270 que necesita, versus Trump que lleva 213. Al parecer, en el voto popular, Biden obtendrá aproximadamente 6 millones de votos más que Trump, lo cual le debiera quitar a este último espacio para impugnar. La derrota del republicano es una buena noticia en tanto que implica la derrota de un líder populista como los que proliferan hoy en muchos otros países del mundo.
Si bien es cierto que a México generalmente le va mejor con los gobierno republicanos, pensar que nos conviene que gane Trump no tiene cabida. Un personaje misógino, racista, xenófobo, grosero, autoritario e incapaz de escuchar o admitir crítica alguna, no le puede convenir a nadie. Sólo el ignorante o aquel que se le asemeja puede celebrar su triunfo o lamentar su derrota. ¿Como podemos pensar que nos puede beneficiar como planeta un líder que descalifica los esfuerzos, por ejemplo, contra el cambio climático? Pero además a nosotros los mexicanos nos desprecia profundamente y eso debiera ser motivo suficiente para sentirnos agraviados y rechazarlo.
Por si fuera poco, Trump es un hombre peleado con el conocimiento, la ciencia y la investigación, herramientas que han contribuido a hacer de Estados Unidos una potencia mundial durante años. Por ello preocupa que aún casi la mitad de la población lo apoye después de cuatro años de verlo gobernar y peor, después de un manejo tan irresponsable de la pandemia que ha colocado a Estados Unidos en los primeros lugares de contagios y muertes a nivel mundial. ¿Como se puede pensar que un personaje con un discurso tan polarizante, irresponsable y de ruptura puede ser una buena opción? ¿Será que el populismo gusta entre la población con bajo nivel de escolaridad en todos lados?
En un mundo donde cada vez aparecen más líderes populistas como Putin, Maduro, Bolsonaro, Ortega y López Obrador, la derrota de Trump, aunque sea por un margen tan menor, será un aliento para quienes queremos que el populismo se vaya. También debiera ser una lección para ellos mismos en la que aprendieran que la descalificación, la polarización y la incapacidad de escuchar no construyen buenos gobiernos ni generan buenos resultados y, sobre todo, que no garantizan triunfos electorales.
Como se esperaba si el margen era cerrado, Trump ya anunció fraude y confirmó que impugnará la elección. A pesar de ser hoy quien ostenta el poder, utilizará la estrategia común entre ese tipo de liderazgos de victimizarse y desconocer la derrota. Ello complicará la parte social en los próximos meses pues hará sentir a quienes votaron por él -casi la mitad de la población- que les robaron la elección. Esa película ya la vimos en México y sólo genera más división. Sin embargo, la enorme ventaja que tienen los norteamericanos es la fortaleza de sus instituciones democráticas, que los hace más capaces de resistir una envestida como la que seguramente veremos de Trump y sus seguidores en los próximos meses. Esa debiera ser otra lección para nosotros que tenemos instituciones más frágiles y que las vemos tambalearse últimamente ante un régimen autoritario. O nos damos a la tarea de cuidarlas o corremos el riesgo de que nuestros próximos procesos electorales sean desastrosos.
Ojala Biden logre recuperar el ejemplo de democracia que solían ser los Estados Unidos en un momento donde muchos países, al menos sus vecinos del sur, necesitamos inspirarnos en eso.
Consultora y directora de Lima Diversidad e Inclusión