Las recientes encuestas reprueban la forma de actuar de López Obrador ante las movilizaciones de mujeres contra la violencia de género, la organización del paro el próximo 9 de marzo y los recientes feminicidios que se han hecho públicos, como los casos de Ingrid y Fátima. La mayoría de personas consideran que el gobierno no está efectuando las acciones necesarias para combatir la violencia contra la mujer y que el problema se les está saliendo de las manos. Esto, y la crisis de atención médica y desabasto de medicinas, ha provocado recientemente una caída considerable en su aprobación.
A pesar de ello, el presidente se niega a cambiar de estrategia, a reconocer la problemática y enfrentarla, a reaccionar como presidente y no como víctima que una vez más divide al país. Ahora ha descalificado la marcha y el paro y ha manifestado que estas movilizaciones son parte del eterno complot en su contra. Nada más alejado de la realidad que pensar en el hartazgo de las mujeres ante la violencia como una afrenta a su gobierno.
Señor presidente, no es contra usted, simplemente estamos hartas de que nos maten, nos violen, nos acosen y nos agredan sin que haya consecuencia alguna. Estamos hartas de que diario mueran 10 mujeres y que los casos queden impunes. Estamos hartas también de la violencia institucional, de fiscalías y jueces que ignoren los protocolos para actuar con perspectiva de género. No es una oposición a su gobierno sino una protesta por el hartazgo de seguir viviendo en una sociedad machista que va desde estereotipos, agresiones verbales, menos oportunidades, menores sueldos, hasta los feminicidios. No es contra usted presidente, es por nuestra vida, por nuestra integridad y por nuestros derechos.
Si acaso existe algún reclamo contra el presidente es el de la cancelación de programas sociales y políticas públicas enfocadas a promover la equidad de género, a empoderar a las mujeres y, por ello, a contribuir en la prevención de la violencia. Pero el presidente, es incapaz de ver este reclamo como un hartazgo de las mujeres que viene de mucho mas atrás. Al final, sentirse atacado lo coloca en el lugar de víctima, y desde ahí se sacude la obligación que le corresponde de construir una estrategia integral que aborde y atienda esta problemática desde sus diversas aristas.
A López Obrador le estorba que se escuche otra voz que no sea la suya, y en este caso, una voz que suena más fuerte porque es la suma de millones de voces que hoy exigimos un alto. No es contra usted, señor presidente, no es un movimiento organizado por la derecha ni por los conservadores. Es el hartazgo acumulado de no poder salir a las calles sabiendo que regresaremos bien a casa o de no tener de nuestro lado al Estado cuando sufrimos violencia en el hogar. No nos mueve el odio contra nadie, nos conmueven y movilizan casos atroces de mujeres que pierden la vida en manos de sus parejas sentimentales o niñas que son levantadas y asesinadas.
Lamentablemente, el presidente no está sabiendo dar respuesta. No queda claro si es falta de valor para enfrentar los problemas o falta de humildad, pero verlo como un complot para quitarle poder sólo pone de manifiesto su paranoia. Aunado a ello, el silencio de las feministas de Morena sorprende cuando han formado parte de este movimiento durante décadas y saben que es auténtico y tiene bases sociales reales de millones de mujeres.
Lo cierto es que esta voz que hoy se levanta no callará con el intento de ignorarla. El movimiento feminista no pide permiso y avanza. La indiferencia y la descalificación no lo detendrán. Las mujeres estamos acostumbradas a luchar por cada uno de los espacios y logros que hemos ido conquistando. Podrá el presidente impedir que su esposa o las mujeres de su gabinete participen, pero los gases lacrimógenos no frenarán a millones de mujeres que hoy hemos dicho ¡Ya basta!
Abogada y ex diputada federal
@lialimon