Ahora es Kimberly Ávila como hace unos meses fueron Abril Pérez, María Elena Ríos, Fátima y miles de otras mujeres que a diario son atacadas, golpeadas y asesinadas en nuestro país. En México mueren entre 10 y 11 mujeres cada día víctimas de feminicidio, en lo que va de este año han muerto casi 3 mil. Las cifras de violencia y abuso siguen en aumento según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y las denuncias de violencia en el número 911 han aumentado, y lo más grave es que la mayoría de estos casos quedan impunes en gran medida por la incapacidad de fiscalías y jueces de procurar y administrar justicia con perspectiva de género.
Ann Kimberly Ávila fue víctima de un ataque que intentaba quitarle la vida el pasado 15 de septiembre en el que sufrió seis impactos de bala en nuca, rostro, pecho, tórax, hombro y una de sus manos. Ella señala como presunto responsable del intento de feminicidio a su ex pareja sentimental, Leonel Echeverría, de quien había recibido en múltiples ocasiones amenazas de muerte. “La única forma en que te voy a dejar en paz es cuando te mate”, le había dicho él.
Cuando un hombre decide “castigar” a una mujer que busca su libertad y que intenta terminar una relación sentimental está objetivándola o cosificándola para disponer de ella, es decir, está buscando convertirla en un objeto porque asume que su cuerpo y su vida le pertenecen. Esa es una de las consideraciones primordiales y de ahí tienen que partir las autoridades para procurar y administrar justicia con perspectiva de género. Aunado a ello, las autoridades deben observar las condiciones de vulnerabilidad que tiene una mujer, es decir, las condiciones de desventaja en que vive frente al poder de él, condiciones económicas, de trabajo y psicológicas, entre otras. En este caso el agresor ya había ejecutado el poder que tenía sobre ella tiempo atrás quitándole al hijo a través de amenazas de muerte y de meterla a la cárcel.
Es importante conocer que ha hecho la Fiscalía de la Ciudad de México a partir del día en que ocurrieron los hechos. Habrá que observar si se garantizó el cuidado de la cadena de custodia, si se recabaron pruebas de manera adecuada, si se le brindó la atención y contención psicoemocional a la víctima de tentativa de feminicidio conforme a estándares nacionales e internacionales, entre otros elementos. Sabemos que las medidas de protección no fueron otorgadas de manera inmediata sino días después, cuando hicimos un llamado desde el Colectivo 50+1 CDMX exigiendo seguridad y justicia y este caso atroz se volvió viral en redes sociales.
Existen protocolos para procurar justicia y juzgar con perspectiva de género. Se han invertido millones de pesos para capacitar a ministerios públicos, peritos y jueces en la aplicación de los mismos en todo el país. Sin embargo, en la práctica las autoridades generalmente no los aplican y la gran mayoría de casos quedan impunes. Motivo suficiente para que los agresores sigan cometiendo este tipo de actos sin temor a castigo.
Desde el Colectivo 50+1 reiteramos la exigencia de protección y justicia y hacemos un llamado a la Fiscalía de la CDMX para que integre la carpeta de investigación con perspectiva de género y detengan al presunto agresor. El esfuerzo por viralizar el caso no busca confrontar a nadie. Si hoy los colectivos de mujeres no somos capaces de tomar la defensa de estos casos y hacerlos nuestra causa, servimos de muy poco.
Abogada y directora de Lima Diversity & Inclusion
@lialimon