La nueva versión del movimiento feminista que vimos reflejada en la marcha y el paro no tiene precedente. Identifico en él tres principales características que lo hacen único y le dan fuerza: su tamaño, su diversidad y la juventud de la mayoría. El número de mujeres que participaron en la marcha era tan grande que las autoridades hicieron todo para impedir que el zócalo fuera llenado por alguien distinto a las huestes de López Obrador, pero además, las mujeres que participaron provenían de los mas diversos sectores de la sociedad y de todas las posturas ideológicas y lo más impresionante, dominaban las mujeres jóvenes, millennials y centennials que alzaban la voz con una fuerza y una convicción que hoy las convierte en la cabeza del movimiento.

El paro también funcionó para hacer sentir nuestra ausencia y demostrar su impacto en la economía del país, el cual se estima en 37 mil millones de pesos según el INEGI y entre 34 y 43 mdp según BBVA, 23,200 mdp en actividades remuneradas y 11,371 mdp en trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidado. De las 21.6 millones de mujeres que integran la fuerza laboral, el lunes se ausentaron 12.7 millones según INEGI. Cerraron 3,200 sucursales de los principales bancos del país, que son el 52%. El metro, que transporta 5.5 millones de personas diario, tuvo una disminución de usuarios del 40% y el metrobus, que transporta casi un millón de personas diarias, tuvo una disminución del 20%.

Este movimiento, el más importante que se haya dado en los últimos años en nuestro país, le queda grande al presidente. Así lo ha comprobado con su reacción ante el mismo. En lugar de reconocer la problemática y buscar la manera atender las demandas, a pesar de que la opinión pública en general lo considera justificado y lo apoya, Andrés Manuel no ha hecho mas que descalificarlo y minimizarlo, tachándolo de reaccionario y acusando a los “conservadores oportunistas” de colgarse de él. En la mañanera del lunes lo dejó como el último tema en su agenda, minimizó las cifras de participación y arremetiendo contra los medios de comunicación que dieron cobertura a la marcha.

El domingo las consignas eran claras y en su gran mayoría no eran contra el presidente. Insisto, es por nuestra vida, nuestra libertad y nuestros derechos. Molestan los retrocesos de este gobierno en la agenda de género y la indiferencia del presidente hacia las mujeres, pero nos unen los crímenes atroces que se cometen todos los días y que han apagado la voz de muchas y han quedado en la impunidad. Ya no estamos dispuestas a permanecer de brazos cruzados. Las jóvenes, que predominaban en la marcha, tienen claro que calladitas no se ven mas bonitas y tienen nuevas formas de alzar la voz y de defender sus derechos.

El movimiento no va a parar aquí y el que no lo entienda y no lo atienda no saldrá bien librado, eso no sólo incluye al presidente, sino también a políticos de todos los partidos, servidores públicos de los distintos poderes, líderes sociales, empresarios, abogados, maestros, etcétera. La verdadera transformación de nuestro país, les guste o no, pasa por reconocer estas demandas e incorporar la agenda de género de manera transversal, pasa por escuchar a las mujeres.

¿Que sigue? Demostrar nuestra tenacidad y capacidad de organización, demostrar que este es sólo el principio y que no vamos a parar hasta mover al elefante blanco, que vamos por la defensa del respeto a nuestro cuerpo y a nuestra integridad, por el combate al acoso sexual y laboral, por erradicar la violencia feminicida, por la exigencia de espacios seguros, por la búsqueda de respuesta de las autoridades, de avance en las investigaciones judiciales, por la conquista de más espacios de participación en condiciones de igualdad y más políticas públicas y privadas que permitan conciliar familia y trabajo.

Consultora y abogada
@lialimon

Google News

TEMAS RELACIONADOS