Llevamos ya casi 100 mil muertos por COVID y más de un millón de contagios, según las cifras oficiales. Si a eso le sumamos los que el gobierno no ha contado en su registro los números seguramente ascienden a más. El índice de mortalidad en México de quienes contraen el virus es mucho mayor que en el resto del mundo. Mientras el promedio mundial es de poco más del 3% en México es de casi 10%.
A pesar de ello, hasta la fecha, López Gatell y el propio secretario de salud, Jorge Alcocer, hablan en tono triunfalista e insiste en que la pandemia está controlada. Siguen sin tomar las medidas necesarias para reducir los contagios y con un discurso lleno de mentiras, ponen en mayor riesgo a la gente, pues aquella que en un principio se pudo aislar, a partir de septiembre, con este discurso, empezó a dejar de preocuparse como si la pandemia hubiera terminado y a hacer su vida con mayor normalidad y relajando los cuidados, lo que ha traído como consecuencia un nuevo repunte en el número de casos.
Son inconsistentes las declaraciones de la autoridad sanitaria a nivel federal y contrastan con el anuncio de nuevas medidas de prevención en algunas entidades federativas como la CDMX y Zacatecas, entre otras.
En México la curva nunca se ha logrado aplanar y hoy no se vislumbra una pronta reducción de casos, y lo peor es que no hay un plan de acción para enfrentar la situación. En un inicio las autoridades reaccionaron de manera tardía y cometieron errores graves como el de no hacer pruebas, pero lo que es peor, al poco tiempo dejaron de actuar y se han dedicado a hablar todos los días, a defender la no estrategia y a minimizar la gravedad de la situación y los riesgos. Le apostaron a administrar la crisis, informar las cifras maquilladas y defender las malas decisiones, sin siquiera hacer un ejercicio serio en el que se revise la situación y se identifiquen aquellos factores que generan incremento de contagios donde vamos en aumento. Se entiende la prisa por la reactivación económica, sin embargo la decisión de apertura sin medidas preventivas ha hecho que éstos nuevamente vayan en aumento.
Tenemos muchos casos no contabilizados porque no se hacen pruebas a pesar de que esa fue la primera recomendación del presidente de la Organización Mundial de la Salud. La inmensa mayoría de enfermos de COVID no se reportan, son los menos los que requieren atención hospitalaria. Por ello, el indicador de las camas y ventiladores ocupados es insuficiente. Se deberían estar haciendo pruebas, pruebas y mas pruebas para encontrar a las personas contagiadas, tengan o no enfermedad manifiesta, a fin de contener el virus. Mientras ello no suceda no podremos aspirar a cortar las cadenas de infección.
Las autoridades han sido negligentes y tiene responsabilidad sobre aquellas muertes que con mejores sistemas de detección y atención y mecanismos de prevención se pudieron haber evitado. No tendríamos porque ser, como lo somos, el país con mayor índice de mortalidad en el mundo por COVID. La alerta máxima prevalece y no habrá
retorno a la antigua normalidad en el futuro inmediato, así lo advirtió el presidente de la OMS y en México, mientras las autoridades sigan mal informando y no corrijan la estrategia ni enderecen el rumbo, la pandemia seguirá cobrando más vidas que en el resto del mundo.
Consultora y directora de LIMA Diversidad e Inclusión