Si algo ha sido visible durante el tiempo de la pandemia, es el tiempo que se le dedica al trabajo doméstico no remunerado. Por ello, son muy importantes los resultados de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo que dieron a conocer hace unos días el Inegi y el Inmujeres.
La encuesta se levantó del primero de octubre al primero de diciembre del 2019 antes de la pandemia, en más de 26 mil viviendas. Se aplicó a más de 70 mil personas y el periodo de referencia fue la semana anterior a la entrevista.
Su objetivo es proporcionar información estadística para la medición de todas las formas de trabajo, remunerado y no remunerado y hacer visibles las formas como usamos el tiempo mujeres y hombres tanto en zonas urbanas como rurales.
Este esfuerzo tiene que ver con asignar un valor social y económico al trabajo no remunerado de los hogares; conocer actividades de mujeres y hombres y hacer visibles las brechas de género.
La encuesta también permite conocer la participación y el tiempo que se dedica al autocuidado: comer, dormir, arreglo personal, etc. y a las actividades recreativas, tiempos de traslado y trámites diversos.
En México se han realizado seis encuestas de este tipo: 1996, 1998, 2002, 2009, 2014 y la de ahora en 2019. Entre ellas, solo tienen metodologías comparables las últimas dos, lo que permite contrastar los cambios en los últimos 5 años que, dicho sea de paso, no son nada alentadores.
Aquí van algunos datos:
Cuando revisamos la distribución del trabajo por sexo, las mujeres dedican el 31% de su tiempo al trabajo para el mercado y un 67% al trabajo no remunerado en el hogar. Si se compara con el resultado del 2014, la variación solo fue del 1%, es decir, se dedicaba el 68% al hogar. Esto muestra que no ha habido un cambio significativo.
En cuanto a los hombres, le dedican un 69% al trabajo para el mercado y un 28% al trabajo no remunerado en el hogar. Esto subió 3% si se compara con el 2014.
Si nos vamos a la brecha de género considerando a la población económicamente activa que dedica más de 40 horas a la semana en el trabajo en el mercado, las cinco entidades que presentan las mayores brechas en desventaja hacia las mujeres son: Guerrero, Zacatecas, Veracruz, Oaxaca y Chiapas.
En cuanto a la distribución del tiempo, el promedio de horas a la semana que una mujer le dedica a la preparación y servicio de alimentos es de más de 13 horas, en contraste con un 4.7 de los hombres; a la limpieza de la vivienda, más de 10, en contraste con un 4.6 de los hombres; a la limpieza y cuidado de ropa y calzado, casi cinco horas, en contraste con dos por parte de los hombres. El resto de las actividades: mantenimiento, instalación y reparaciones menores de la vivienda y otros bienes del hogar, compras, pagos y trámites, gestión y administración, presentan porcentajes más o menos parejos.
Hay otros datos muy relevantes en cuanto a los cuidados y el tiempo libre que serán, por espacio, motivo de otro análisis. Lo relevante, por hoy, es que tenemos datos claros que nos permiten seguir insistiendo en que una verdadera igualdad sólo se va a lograr cuando se equilibren las responsabilidades en el espacio doméstico y se avance en lo que se han llamado “nuevas masculinidades”. La pandemia nos está dando una oportunidad de cambio. De otro modo, se van a seguir perpetuando las desventajas para las mujeres.
Catedrática de la UNAM.
@leticia_bonifaz