¿E l destino nos alcanzó? ¿Somos artífices de nuestro destino? ¿Las advertencias de los científicos ya se cumplieron? ¿Cómo está el agua en el mundo? ¿Se acercan mayores conflictos entre países, comunidades o personas?
Se sigue hablando de manera constante del cambio climático, pero continuamos sin medir cabalmente sus efectos para el planeta y la humanidad. Es un bumerang que se lanzó hace tiempo y que está regresando con fuerza.
La desertificación y la escasez de agua en ciertas regiones de África ha sido nota, pero lejana, como todo lo que sucede fuera de los centros de poder político o económico.
Hoy hay alarma en el centro de Europa por la sequía que tiene efectos en dos de sus grandes ríos: el Rin y el Elba. Me impactó la nota recogida por este diario que se tituló “Si me ves, llora” que hace referencia a las marcas que antiguos pueblos dejaron con mensajes sobre catástrofes que provocaron sequías desde el siglo XV. La marca más antigua es de 1417 y la inscripción más añeja es la que se encontró en el Río Elba en 1616 y que dice justo eso, “si me ves, llora”, en alemán, junto con otra que indica: “la vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca”.
Hay alarma en Europa porque estos dos importantes ríos pronto podrían ser cerrados a la navegación con las graves consecuencias a la economía, en primer término.
En el caso de México, toda la atención reciente estuvo puesta en la escasez de agua que vive una metrópoli como Monterrey y su zona conurbada. La gran concentración de población y que ahí está asentada la más importante zona industrial de la República, llevó a la expedición del Decreto para modificar concesiones en la zona.
Pareciera muy claro que el consumo humano es el que siempre hay que priorizar y sí, pero no es todo.
El norte de la República tiene amplias extensiones destinadas a la agricultura y ganadería que se pueden ver afectados con impacto directo en la producción de alimentos. La industria cervecera, señalada como posible afectada, no solo genera empleos, sino que trae divisas al país y, en consecuencia, beneficios económicos. El tema de los recursos naturales necesariamente tiene que verse de manera integral porque todo está relacionado con todo.
Conagua alerta que queda agua en las presas de San Luis Potosí para menos de un mes y, salvo que la solución nos caiga del cielo con lluvias en los siguientes meses, mi impresión es que solo hay una atención casuística a los problemas. Hace tiempo que no se despliegan campañas de concientización. Pareciera que con nuestra privilegiada geografía nunca vamos a ser alcanzados por este fenómeno global que ya nos pisa los talones.
En medio de todo, sale a la luz el escándalo del campo de golf en Tangolunda, Bahías de Huatulco, que está siendo regado con agua potable y no con agua tratada como indica la concesión, sin consecuencias para el concesionario.
Varios problemas relacionados con el agua han sido puestos hoy en el foco por la prensa local, nacional o internacional; hay otros que pueden resurgir en cualquier momento porque están latentes desde hace décadas.
Hay que esperar que llueva, cierto, pero sería esperanzador que también llovieran políticas públicas integrales, sostenibles y de largo plazo. Ante la gravedad de otros problemas nacionales, la atención al medio ambiente no ha sido prioritaria y tendrá consecuencias.