París 2024 fue la olimpiada de la paridad. La participación de las mujeres llegó al 50% después de que durante el siglo XX y en lo que va del XXI poco a poco fueron teniendo presencia en todas las disciplinas. Ellas también buscan ser más fuertes, más rápidas, saltar más alto, llegar más lejos.
Desde la inauguración se rindió un homenaje a diez mujeres muy importantes en la historia de Francia que estuvieron invisibilizadas durante siglos. Aunque ellas sobresalieron en ámbitos distintos al deporte, fueron figuras clave para la igualdad, la no discriminación y la conquista de los derechos.
En los niveles sociales altos de finales del siglo XIX fueron emblemáticas las mujeres débiles y lánguidas que vivían a punto del desmayo para cumplir con convencionalismos sociales. La lucha por el derecho a la educación también, de esa época, incluyó el derecho a la educación física, en un principio estuvo diferenciada de la de los hombres para que las mujeres no perdieran con ello su femineidad.
Hoy, no hay un solo ámbito en el que las mujeres no estén presentes, aún en espacios que antes se consideraron masculinos como el tiro, el box, el judo, la lucha, la halterofilia, etcétera.
Pero París 2024, además de la paridad nos dejó gran sabor de boca por los logros de mujeres de nuestro continente. Hagamos el recuento: Adriana Ruano le dio a su país la primera medalla de oro en la historia del olimpismo. La guatemalteca ganó la competencia de tiro en la modalidad de fosa.
Julien Alfred una joven nacida en este siglo, puso a Santa Lucía, una pequeña isla del Caribe de un poco más de 180 mil habitantes, en el mapa olímpico al ganar la prueba de los 100 metros planos con un tiempo de 10.95 segundos. Julien se colgó la primera medalla para su país en todos los tiempos. ¡Y fue de oro! La celebración fue conmovedora.
Thea LaFond ganó la primera medalla en la historia de Dominica, otra isla del Caribe, en salto triple. Dominica es todavía más pequeña que Santa Lucía. Tiene alrededor de 80 mil habitantes.
La ecuatoriana Lucía Yépez le dio la plata a su país en lucha categoría de 53 kg.
Si se lee la historia de estas campeonas, junto con la ya consagrada Marileidy Paulino de dominicana, se pueden ver las carencias vitales, pero a la vez la determinación para vencer la adversidad con esfuerzo y disciplina.
La hazaña de todas ellas se completa con la de la nueva reina de la gimnasia, la brasileña Rebeca Andrade, a la que Simone Biles y Jordan Chiles rindieron pleitesía en el pódium olímpico en una imagen que quedará para la eternidad. Biles, ejemplo de superación, también lo es de sororidad y empatía.
Vendrán sin duda libros enteros que cuenten a detalle la estrujante historia de vida de cada una de nuestras campeonas. Hay que conocerlas y reconocerlas. En el caso de Rebeca, sí hubo acciones del Estado para abrir una oportunidad e intentar revertir el mundo adverso. En los otros casos, vemos junto a los esfuerzos individuales las manifestaciones de la desigualdad, que ha sido, por desgracia, el sello de nuestro continente.
A las medallistas mexicanas y a las que se quedaron cerca, les expreso mi admiración profunda. En especial, a Alejandra Estudillo, la chiapaneca que en su debut acarició la gloria olímpica.
En estos juegos sentí una gran esperanza. Vi el lado B del mundo. Ese que también existe a pesar de los pesares.
Catedrática de la UNAM @leticia_bonifaz