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Andrés Manuel López dedicó años a denunciar la política nativista del Trump candidato y el Trump presidente. Dedicó años a evidenciar la debilidad del gobierno anterior frente a Trump. Dedicó años a explicar, a detalle, cómo enfrentaría la retórica nativista de Trump. No solo eso. López Obrador conoce, como pocos políticos mexicanos, el daño profundo que ha hecho Trump a las comunidades mexicanas en Estados Unidos. Sabe lo tóxico que ha sido. Hoy, con la oportunidad de exhibir las políticas “inadmisibles” de Trump, López Obrador prefirió el elogio. Le agradeció por ser cada vez “más respetuoso" con los mexicanos en los Estados Unidos. Dijo que Trump ha sido "gentil y respetuoso" con México y que no le ha impuesto nada. Todo esto es una mentira aberrante. La administración Trump ha perseguido de manera implacable a millones de inmigrantes indocumentados y ha abusado de un número similar de refugiados centroamericanos, esto último con la colaboración activa del gobierno de México

Los simpatizantes del presidente dirán que este cinismo es en realidad una astuta estrategia de apaciguamiento. No lo es. La subordinación nunca es diplomacia. El pleno consentimiento de México a las demandas de Trump solo ha conseguido que Trump responda con desdén y agresiones. Ha hecho poco para acabar con el tráfico de armas y menos aún para cerrar las lagunas que permiten la compra legal de armas de guerra en los Estados Unidos. Mientras tanto, Trump sigue presumiendo la construcción del muro fronterizo mientras endurece las horrendas políticas de inmigración de su administración, que han lastimado a millones de mexicanos.

Como candidato, López Obrador prometió un vínculo bilateral basado en el respeto. A medida que la presidencia de Trump llega a su fin, el presidente ha cosechado lo opuesto: una relación desigual basada en imposiciones estadounidenses y el cumplimiento y, ahora, la gratitud degradante del gobierno de México.

Twitter: @LeonKrauze

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