La muerte de los sacerdotes jesuitas, de su guía de turistas y de la cantante Yrma Lydya resumen el drama del fenómeno del homicidio en México. Las víctimas de sexo masculino fueron privadas de su vida por un desconocido, sin motivo aparente, alguien ligado a los mercados ilegales. Yrma, en cambio, murió a manos de su pareja sentimental, un hombre que algún día le habría dicho que la amaba. Ambos incidentes son ejemplos típicos de una realidad en donde las víctimas mujeres son asesinadas por varones conocidos, al tiempo que los varones son asesinados por desconocidos. A pesar de la diferencia crítica entre perpetradores, diferencia que refleja que los homicidios de hombres y mujeres responden a causas muy diferentes, el común denominador en ambos grupos de víctimas es la escasez en la oferta de justicia ante sus tragedias.
¿Cuál ha sido el patrón de homicidios en México en los últimos tres sexenios?
La información más confiable es aquella publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) quien, a su vez, toma los datos de las autoridades mexicanas de salud y las somete a un proceso escrupuloso tendiente a elevar su confiabilidad.
En su publicación del 22 de enero de 2022, el Instituto publicó los datos sobre homicidios a nivel nacional del periodo 1990 hasta 2021 (https://bit.ly/3HVqsW2)
La publicación contiene, además, gráficas que clarifican el comportamiento en la tasa de homicidios en México durante los últimos tres sexenios. Las lecciones son las siguientes:
Primero: la mayor tasa de crecimiento en homicidios de los últimos treinta años ocurrió dentro del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Segundo: en el sexenio de Enrique Peña Nieto los homicidios se movieron en forma de U, primero decreciendo para después iniciar una nueva ola de crecimiento acelerado que colocó la tasa de homicidios en un lugar mucho peor que su predecesor. Así, el sexenio de Peña Nieto concluyó con la tasa de homicidios más alta en el país, desde que el Inegi registra este dato.
Tercero: en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la tasa de homicidios se estabilizó en una meseta alrededor del mal lugar en donde había terminado la administración de Peña Nieto. Si bien se observa una ligera tendencia a la baja en los últimos años, la reducción no es significativa.
La crisis no inició en este sexenio, pero tampoco ha cesado con éste.
Estamos inmersos en la epidemia de homicidios más grave de nuestra historia en tiempos de “paz”. Según las características de las defunciones registradas en México en 2020, publicadas por el Inegi, el homicidio es la principal causa de muerte de jóvenes entre 15 y 34 años y la segunda causa de muerte para el grupo de entre 35 y 44. Estamos perdiendo vidas por culpa de la violencia letal en el periodo donde las personas aspiran tejer sus sueños, consolidar parejas, tener hijos, entablar proyectos y gozar de mayor salud. En lo que debería ser su época de oro, el principal riesgo de muerte sigue siendo el homicidio. Es un drama.
El periodo de los datos que describo emanan de una administración panista, una priista y una morenista. Los partidos dominantes han sido incapaces de afrontar la crisis de violencia letal en el país. La falta de solución puede deberse a que este problema es mucho más técnico que lo que suelen asumir nuestros gobernantes y por ello, en nada ayuda a solucionar el problema iniciar o mantener batallas de bolas de estiércol.
Investigadora en justicia penal.
@LaydaNegrete
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