¿Usted pide que le den las prestaciones de ley en su trabajo? ¿Se pone exigente cuando esto no sucede? Afiliación al IMSS, aguinaldo, vacaciones, licencia por maternidad o paternidad, horas extras… Pero, ¿usted es el mismo que no ha afiliado a la trabajadora del hogar al IMSS a pesar de que es obligatorio desde hace casi un año? Hablo primero en masculino porque la mayoría de los empleadores son hombres. Y luego hablo en femenino porque la mayor parte de las trabajadoras son mujeres. De acuerdo con datos de CACEH (Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar) actualmente solo el 2.5% de las trabajadoras cuenta con cobertura social. Esto es que de las 2.4 millones que existen en México, solo poco más de 61 mil trabajadoras la tienen.

Pero usted quiere que este país avance y se queja de que las mujeres ya alcanzamos lo que queríamos y luego se queja de que tenemos un país corrupto. Entérese bien que usted es parte de ese letargo si es que emplea a personas para que realicen labores domésticas y sigue sin afiliarlas al Seguro Social.

¿Cuál es su pretexto? Entonces le voy a pagar menos porque me va a costar más. Es que el trámite es engorroso. Es que no me ha dado tiempo. Es que ella me dijo que prefería no tener Seguro Social. Es que le pago muy bien. Es que ya así nos entendimos. Es que solo la ocupo dos días. Es que para que se vaya luego-luego. Es que si se va la tengo que indemnizar. Es que se va a su pueblo cada que sale y no regresa el día que le pedí. Es que el IMSS ve cómo está de mal, mejor la llevo a un doctor barato… Otra vez: es que le pago muy bien. El 70% de las trabajadoras del hogar recibe apenas el salario mínimo mensual. O sea que ni siquiera.

Los esfuerzos de la colectiva han sido brutales a lo largo de los años, teniendo al frente a la oaxaqueña y revolucionaria Marcelina Bautista. Los avances han sido mínimos desde que la Ley del Seguro Social estableció que los empleadores tienen la obligación de inscribirlas al IMMS, aunque la Ley Federal del Trabajo lo señalaba así desde 2019. Los patrones son el principal obstáculo. Patrones abusivos, patrones evasores de la ley. Patrones sin bochorno alguno. Pero también la sociedad mezquina. Sociedad gris. Pero también las organizaciones públicas. Ineficientes para comunicar las obligaciones a los empleadores, para sancionar a quien no cumpla y para entregar las herramientas a las trabajadoras. Este agujero habla nuevamente de nuestra impasibilidad, refleja el país de la impunidad en cosas tan básicas como lo son los derechos laborales.

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