Laura Raquel Manzo

Taylor, Barbie, el futbol femenil y en lo que estamos las mujeres dispuestas a gastar

31/08/2023 |05:17
Laura Raquel Manzo
autor de OpiniónVer perfil

Poner a las mujeres y a las niñas en el centro de la recuperación económica, pedía António Guterres, secretario de Naciones Unidas durante la pandemia por Covid-19. Algunos dirigentes y primeros ministros hicieron caso. Muchos otros no.

Ya lo sabemos, la falta de mujeres dirigiendo al mundo, la inercia patriarcal entercada en no apresurar el ritmo para cerrar la brecha de género, despreocupada por las afecciones que la pandemia tuvo particularmente sobre las mujeres, sobre los más desfavorecidos.

Estos recientes meses de 2023, las que se han puesto al frente a ellas mismas han sido algunas de las más excepcionales mujeres. Empujando no solo sus carreras sino al mismo tiempo, impulsando a las economías. Derribando estigmas y rompiendo récords. Mejor aún, mujeres poderosas siendo consumidas por mujeres con poder adquisitivo.

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Las futbolistas jugando lo que le sigue de bonito durante el Mundial en Australia y Nueva Zelanda; Taylor Swift con su Eras rompe-madres-tour, y Greta Gerwig, con su Barbie “sácale provecho al patriarcado para beneficio feminista”. ¿Con los millones recaudados, a alguien le queda duda del peso en la economía cuando las mujeres se empoderan?

El Mundial femenino generó ganancias por más de 570 millones de dólares, esto es 200 millones más de lo esperado, y es el segundo ingreso más grande de cualquier deporte. Registró además un aumento del 54% en asistencia a los estadios, con respecto a la edición 2019. La final, jugada entre Inglaterra y España, tuvo una audiencia de 12 millones de espectadores a través de la BBC One, superior a la final masculina de Wimbledon en julio pasado (11.3 millones); mientras en España, la final transmitida por La 1, reunió a 5.59 millones de televidentes, el partido más visto de la historia del fútbol femenino en aquel país.

Gracias a los swifties, ya no cabe duda que Taylor alcanzará el hito más grande en la historia de la música con más de mil millones de ventas en entradas, superando al mismísimo Elton John y su gira de despedida que concluyó hace apenas unos meses. Y si se agrega el gasto en otros consumos, se cuentan cerca de cinco mil millones de dólares, tan solo durante los meses que recorrió Estados Unidos. La cantante presentó el equivalente a dos o tres Super Bowls cada fin de semana.

Y es que los swifties no son cualquier tipo de fans. Normalmente se estima que por cada 100 dólares gastados en presentaciones en vivo, se generan unos 300 en gastos como hoteles, transporte, comidas. En el Eras rompe-madres-Tour, la cifra se eleva a mil 500 dólares porque incluye outfits y otros detalles en los que se está dispuesto a gastar por la experiencia, logrando así un impulso a las economías locales. En la CDMX, la Cámara de Comercio Servicios y Turismo calculó una derrama de poco más de mil millones de pesos. Esos swifties mexas tan apasionados que lograron conmover a la cantante al grado de declarar que en este país ha tenido una de las experiencias más inolvidables. “Te amo México”, escribió Taylor en la red social X.

Y finalmente, el 69% de las personas que han comprado entradas en el cine para ver Barbie han sido mujeres, y 74% menores de 30 años. A cinco semanas de su estreno, la cinta ha recabado mil 350 millones de dólares en taquilla, siendo la película más taquillera del año en Estados Unidos, superando a Mario Bros. Así, podríamos escribiendo cifras. O hablar también de Beyoncé y su Renaissance World Tour.

Hoy en día, hay más mujeres que nunca en su mejor edad laboral tanto en Estados Unidos como en otros países. A pesar del patriarcado, las tasas de participación se han ido recuperando tras la pandemia. El vecino del norte alcanzó un máximo histórico del 77,8%. Y muchas de esas mujeres están dispuestas a gastar sus quincenas en conciertos, en outfits, en vuelos para llegar a ellos, pero, importante, en conciertos o experiencias en las que verdaderamente se sientan identificadas. Es Taylor, cantándole al amor pero no al amor romántico sino al que la hizo sentir incómoda. Es el futbol, ese deporte que no se nos permitió jugar porque supuestamente éramos malísimas. Es Barbie sin tacones y con miedo a envejecer y morir. Es la economía femenina. Esto es solo el comienzo.

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