“La relación fue ilícita y asimétrica”, escribió Sasha Sokol este miércoles en sus redes sociales. Luis de Llano, el exproductor de Timbiriche deberá cumplir con una sentencia ordenada por el Tribunal Superior de Justicia de la CDMX.
Un año después de que la cantante reconociera públicamente que, siendo menor de edad, fue víctima de abuso sexual y de poder por parte del hijo de Rita Macedo y de Luis de Llano Palmer, y que había decidido llevar el caso a tribunales, éste ha sido resuelto a favor de ella.
Uno de aquellos casos en que los rumores terminaron siendo ciertos, uno de aquellos casos en que las críticas fueron hacia ella, siendo una menor de edad. Uno de aquellos casos en que él siguió circulando, por años, por los pasillos del poder y de la producción de televisión que le dejaron hacer buenos montos de dinero. La niña loca era ella, la niña desubicada era ella, la niña crecidita era ella, la de la moral distraída era ella.
No vale más ahondar en el daño que esa relación le produjo a la cantante, porque sería morbo, y porque ella ha compartido lo suficiente -con mucha valentía, porque México es machista. Hombres y mujeres la señalamos por décadas. Incluso, y más grave aún, ahora lo seguimos haciendo. El tema es ella. ¿Por qué tantos años después? ¿Para qué? ¿Por qué no lo dijo antes?
Una mujer que ha decidido en sus 50’s hacerse cargo de su niña de 14 años, de su yo de 14 años, es una mujer que ha —seguramente— pasado mucho tiempo yendo y viniendo con cargas psicológicas y emocionales fuertísimas, es una mujer de la que, cuando ella era niña, nadie se pudo hacer cargo. Nadie. Expuesta al rapaz antojo de un adulto arrogante.
Poco hemos acribillado al abusador. ¿No nos da vergüenza? Seguir hablando de lo guapa que es, de su actual relación de pareja, de su carrera o de su calidad de voz, de lo que sea. Todo es alrededor de ella. Dejémosla a ella. Hablemos de él, de su bajeza, de su cobardía, de su revictimización. Qué cobardes también todos nosotros, que no sabemos señalar a los culpables y en vez de ello hablamos de las personas afectadas. Pero no de su afección, sino de todo lo que el abusador utilizó para seguir por la libre su camino, de todo lo que el abusador utilizó para justificar su atropello.
“Todas las víctimas merecen ser tratadas con respeto”, escribió también ayer Sasha. ¿Y qué hacemos? Volvemos a hablar de ella.
Hablemos del señor productor. Acribillemos a quien, con todo su poder, abusó de la niña porque simplemente se le pegó la gana.
Y ojalá que la justicia de este país alcance para arropar a todas las víctimas, a todas las mujeres, a todas las infancias.
Periodista.
@LauraManzo