Los pronósticos de crecimiento para la economía mexicana en 2021 se han revisado al alza de alrededor de 4% a principios de año, a niveles superiores a 6%.

Las mejores expectativas de la recuperación de la economía mexicana están basadas en los multimillonarios estímulos estadounidenses para que su economía salga absolutamente de la crisis. México se verá beneficiado por el plan Biden en infraestructura, recientemente aprobado por el Congreso de Estados Unidos (1.2 billones de dólares, de los cuales 550 mil millones estarán destinados a nuevo gasto para inversiones en puentes, carreteras, transporte, banda ancha y cambio climático).

Sin embargo, los niveles de prepandemia están previstos para alcanzarse hasta en 2023, ya que el ritmo pudiera moderarse en lo que resta del año por los riesgos asociados a la tercera ola de contagios por la variante Delta del Covid-19 y las disrupciones en las cadenas mundiales de suministro.

El consumo privado ha cobrado ímpetu y la inversión reacciona ante la reapertura, pero se ralentizarán porque perderán impulso. La inflación no cede, los ahorros hechos durante la pandemia se diluyen y la movilidad pudiera ser menor a la prevista por cepas más contagiosas, como ya se dijo.

Por su parte, la recuperación del empleo formal del IMSS ha mejorado a lo largo del año, estimándose una creación de alrededor de 600 mil empleos a diciembre. Sin embargo, los niveles previos a la pandemia no se alcanzarán hasta 2022.

Tanto el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) como la inflación subyacente han estado presionados. En julio se cumplieron tres meses de moderación para cerrar en 5.81% en su comparativo anual; en tanto que la subyacente registró una variación de 4.66%, después de una tendencia ascendente de ocho meses y llegando al nivel más alto desde 2017, cuando se liberó el precio de la gasolina.

La discusión es si este ascenso será temporal por un choque de oferta (costos), pero se están observando aumentos en otros precios, lo que deja vislumbrar otro escenario. Se prevé que, tanto la inflación general como la subyacente, no lograrán la convergencia hasta el segundo trimestre del año que entra. En realidad, estamos experimentando más que una “burbuja de precios”.

El Banco de México aumentó en 25 puntos base en sus reuniones de junio y agosto, respectivamente, para llevar su tasa de referencia a 4.50%, y se prevé que la seguirá subiendo para llevarla a un nivel de 5.25% en 2021. Por volatilidad cambiaria o alzas en la tasa de Estados Unidos, la tendencia restrictiva de la política monetaria nacional se reafirmaría este año.

Existe alguna posibilidad de que la Reserva Federal (Fed) retome la intención de la elevación de su tasa de fondos federales más pronto, a 2022. Ello ante, el mejor resultado de creación de empleos y la mayor expectativa de inflación. Esto implicaría impactos a los mercados bursátiles y al dinamismo económico. No hay que olvidar que un alza en réditos pondrá presiones sobre el servicio de la deuda. El cumplimiento de las metas fiscales estará supeditado a una reforma fiscal.

En materia externa no se estiman desequilibrios de preocupación. El déficit en cuenta corriente se estima será de 0.5% del PIB, ya que las exportaciones seguirán creciendo por el vigor de la economía de Estados Unidos.

La expectativa estará puesta en la segunda mitad del año, para ver cómo evolucionan los mercados ante la aparición de nuevas cepas, como la Lambda, ya presente en Estados Unidos, ante la resistencia de muchos a vacunarse. Medidas de prevención de contagios acabarían por afectar los resultados de las empresas y el ritmo de crecimiento económico.

La recuperación podría ser más rápida con apoyos a sectores estratégicos. La recuperación del mercado interno todavía transitará por un camino largo. Los niveles prepandémicos en el país se lograrán hasta 2023.

Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte.
Email: idea@anahuac.mx 

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