Después de haberse obtenido los datos de inflación en Estados Unidos, en el segundo mes del año, se confirma la expectativa de que el ajuste en tasas podría darse hasta junio e incluso retrasarse si los precios al productor se aceleraran.
El Bureau of Labor Statistics dio a conocer que la inflación pasó de 3.1% a 3.2% a tasa anual en el segundo mes del año, y estuvo 2.8 puntos porcentuales por debajo del dato de febrero de 2023. Empero, la expectativa de los especialistas era de estabilidad en los precios, lo que significa que la posibilidad de un recorte inmediato en los tipos de interés, se disipó.
La inflación, mes a mes, pasó de 0.3% en enero a 0.4% en febrero, en línea con lo esperado, pero registrando su mayor avance en cinco meses. Asimismo, la subyacente, que excluye los precios volátiles de energía y alimentos, se moderó en la estimación mensual (0.4%) y en términos anuales llegó a 3.8% en febrero vs. 3.9% en enero, siendo el crecimiento más bajo desde mayo de 2021. Sin embargo, una inflación anual mayor a la esperada y lejana a la meta de 2%, y que obedeció a incrementos, principalmente en los pasajes de avión, precios en vivienda y de gasolina (éstos últimos dos índices contribuyeron con más de 60% del incremento mensual), es un resultado que evidencia que el poder adquisitivo de los estadounidenses aún no se recupera; siendo esto un tema de disputa en el periodo electoral.
El mercado espera que la tasa de referencia, ahora en un rango de 5.25% - 5.50% y que llegó a este nivel tratándose de contener una inflación de casi dos dígitos en junio del 2022, empiece ya a bajar para estimular el consumo y la inversión vía créditos más accesibles. Empero, la Reserva Federal (Fed), se mantiene cautelosa de no hacer ningún movimiento anticipado y espera señales de una baja más duradera en la inflación para poder accionar un relajamiento monetario.
Lo que es indudable es que, si la trayectoria de precios fuera descendente, como se espera, la Reserva Federal comenzaría a bajar su tipo de interés a mediados de año. El mercado laboral se mantiene fuerte y no muestra signos de debilidad, la economía no cayó ni caerá en recesión, pero con un crecimiento continuo, aunque menor que el año pasado y esto abona a la flexibilización monetaria. Solo que, de seis a siete recortes esperados en tasas de interés en el año, ahora solo serían dos o tres.
El balance que hace la Fed es un equilibrio delicado entre crecimiento e inflación y debe tener precaución en no caer en un recorte rápido o demasiado, que pueda traer a la postre consecuencias que impliquen un rebote posterior inflacionario. Los inversionistas, tendrán entonces que ir ajustando su perspectiva de la primera baja de tasas de interés.
Catedrática de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México
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