El año 2020 sin duda nos llama a la reflexión y, al parecer, hay indicios de cambios importantes en materia de una mayor conciencia ambiental, sanitaria, la adopción de nuevos hábitos que nos lleven a un consumo responsable. Empero, también en materia de salud y bienestar; alimentación balanceada y actividad física, y no menos importante, cambios en el tejido social.
En este ámbito, los números en materia de pobreza, desempleo e ingreso y en general, en materia de desarrollo económico, nos “echan la cuenta atrás”. Hoy sabemos que nos llevará años para recuperar niveles prepandemia y que en verdad tenemos que hacer mucho y diferente, para poder darle la vuelta a la realidad que enfrentamos.
De acuerdo con el Índice de Tendencia Laboral publicado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), la pobreza laboral fue de 40.7% (51 millones 902 mil 262 personas) en el cuarto trimestre de 2020, después de haber sido de 44.5% en el tercer trimestre del mismo año, la más alta desde que se tienen datos.
Tan solo del primero al tercer trimestre, fueron 11.2 millones de personas más que se sumaron a la pobreza alimentaria. Fueron 24 entidades federativas de las 32 del país donde se observaron incrementos, destacando tres: Chiapas (64.3%); Guerrero (58.6%) y Oaxaca (55.6%).
Fueron las mujeres las más afectadas por la pandemia por su participación económica en el mercado laboral, llegando así a caer hasta 35% en abril de 2020, y en enero de 2021 se recuperaron a 41%, pero por debajo de sus niveles anteriores al Covid-19.
Las mujeres participan más en el sector servicios, que es el de más lenta recuperación en la nueva normalidad, y esto explica por qué 73% de las mujeres que perdieron su empleo en abril del año pasado, apenas lo han recobrado.
Además de la disparidad en el regreso laboral, ésta también radica en los ingresos, ya que de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), apenas 19% de las mujeres muestran una remuneración por arriba de dos salarios mínimos.
Muchas personas perdieron su trabajo el año pasado. La estadística muestra 647 mil bajas en el empleo formal en 2020, según registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), o sea la peor crisis laboral desde 1995.
En este ámbito, Miguel Székely atribuye a más de 10 puntos porcentuales la diferencia en la tasa de desocupación de las mujeres en el sector informal con relación a la de los hombres, durante los meses críticos de la pandemia.
En tanto, Luis Monroy del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, ha señalado que quienes gozan de ingresos bajos, perdieron más empleos, tres veces más que quienes tienen mayores ingresos, o sea que los más pobres y los menos educados, fueron los más castigados.
Estas estadísticas dan muestras no sólo del aumento de la pobreza, sino también de la desigualdad. BBVA Research en un estudio en mayo 2020 anticipaba un aumento de entre 12 y 16.4 millones de pobres más en ese año y, de acuerdo con el Coneval, ahora existen 62.25 millones de mexicanos en esa condición (lo que representa 10 millones más que el registro existente prepandemia), siendo una de las mayores tasas de crecimiento en América Latina. En tanto, la pobreza extrema habría aumentado de 11.1% a 17.4% el año pasado.
Es imperante paliar los efectos sobre los ingresos de los más vulnerables. Ha habido medidas de emergencia como adelantos a pensiones y aumento a éstas o microcréditos, llamados ‘Tandas para el Bienestar’, esto es una extensión o un adelanto de estos.
Empero, las medidas sociales no fueron diseñadas para una situación como la del Covid-19. El retroceso en pobreza nos lleva a varios años atrás e implica cambios importantes, por ejemplo en infraestructura en salud y atención en la escasez de medicinas, que se han hecho más que evidentes en esta coyuntura.
Transitar a una sociedad de mayor bienestar, es fortalecer los ingresos de las personas con más necesidades y esto pasa necesariamente por la educación y la creación de empleos. Al final, crecer es condición necesaria y es el primer conductor para aspirar al desarrollo económico.
Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte
Email: idea@anahuac.mx