Desde la publicación de aquel famosísimo libro de Steve Blank y Bob Dorf, ‘El Manual del Emprendedor: la guía paso a paso para crear una gran empresa’, en octubre de 2013, la forma de concebir y realizar emprendimientos cambió para siempre.
No se puede dejar de lado a autores como Eric Ries y Alexander Osterwalder, quienes enriquecieron la metodología de Lean Startup, centrada en el descubrimiento del cliente.
Al primero le debemos el concepto de “producto mínimamente viable” en la fase de desarrollo de éste, y al segundo, le debemos el lienzo llamado canvas, que describe sencillamente entre 80% y 90% de todos los factores que debe reconocer el nuevo negocio deseado, ya sea de una startup o de una gran empresa.
La amalgama de todos estos elementos dio origen a una muy potente metodología para desarrollar y, más que nada, “probar ideas”, reduciendo la mortandad temprana de empresas y, sobre todo, no dilapidando recursos en el proceso de pivoteo de la idea, bajo el entendimiento de que “una idea no es un negocio”.
Lo muy interesante de esta metodología es la interactividad y el pivoteo, y la posibilidad de cambiar rápidamente si el enfoque hacia el consumidor, esto es al “mercado”, no es el “adecuado”, así como la autonomía de emprendedor o de las aéreas de innovación de una empresa grande de hacer estos cambios cuantas veces fueran necesarios.
La razón es muy sencilla: en una startup, por ejemplo, si ésta no se mueve y encuentra el amalgamiento producto-mercado rápido, podría quedar fuera de la competencia; es una condición de supervivencia. En una empresa grande, a la larga también sin innovación, el final estará cerca.
La pandemia de Covid-19, algo que nadie esperaba, paró en seco al mundo y provocó un distanciamiento social. Muchos cambios, pero también aprendizajes han surgido de este evento y, para muchos emprendedores e incluso empresas, la metodología lean fue básica para hacer ajustes o incluso reinventar su modelo de negocio.
Las personas fuimos expuestas a una realidad que no sólo nos evidenció frágiles en muchos sentidos, pero también adelantó en varios años el uso de la tecnología digital.
El teletrabajo y las videoconferencias se convirtieron rápidamente en modos de uso diario que nos demostraron “por la fuerza” que el contacto físico fue sustituido por el virtual, para entrar en conexión los “unos con los otros”. Esto cambiará para siempre las modalidades de trabajo, acentuando el empleo del estilo remoto, o combinándolo de forma híbrida con el presencial, e incluso disminuyendo los viajes de negocio.
Lo mismo puede expresarse de la telemedicina, el uso diferente del bien raíz comercial, la mayor conciencia hacia el consumo responsable y la preferencia de vivienda alejada de las grandes urbes, pero equipada con infraestructura.
No hay industria y segmento poblacional que no haya sido trastocado. Un campo de experimentación fértil para hacer ensayos, obtener datos, modificar y volver a pivotear; en fin, validar la hipótesis o rechazarla.
Al principio, como nos tomó por sorpresa la pandemia, el accionar fue el cómo reducir costos, hacer más eficientes los procesos mientras los ingresos caían. Empero, como la situación, lejos de acabarse, se alargaba, hubo necesidad de reaccionar e incluso experimentar en situaciones donde el consumidor cambió, no sólo por lo que compraba, sino también de cómo lo hacía. Y el empresario/emprendedor afortunado fue el que ya había incursionado en la transformación digital o fue el primero en probar y validar.
Y así encontramos ejemplos de segmentos de mercado que reaccionaron positivamente a las compras en línea, cuando nadie lo hubiera imaginado, o al uso de plataformas digitales no sólo para lo que fueron creadas, distribución rápida, sino para entretenimiento por streaming o el modelo de negocio por suscripción “tipo Netflix” en empresas de turismo.
Siempre, en la adversidad hay oportunidad. Y a las empresas y a los emprendedores se les abren un sinnúmero de posibilidades en esta época de cambio. La metodología Lean Startup, sin duda, se antoja como poderosa.
Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte
Email: idea@anahuac.mx