Las presiones inflacionarias en el mundo se están volviendo persistentes ante las interrupciones en las cadenas de suministro y los indicios de la contaminación de las expectativas inflacionarias.
Esto ha provocado que diversas voces en Estados Unidos se hayan manifestado a favor del comienzo en los incrementos en la tasa de fondos federales de la Reserva Federal (Fed). Con una inflación alta y con desempleo rápidamente a la baja, se yerguen opiniones sobre mayores costos que beneficios de poner un solo foco en la política monetaria: revivir el mercado laboral.
Esta situación se presenta también al interior de la Fed, donde algunos siguen sosteniendo que una respuesta anticipada de política monetaria podría suponer un riesgo sistémico a la economía de Estados Unidos y a la mundial, en general.
La inflación en ese país fue de 6.4% en octubre, cuando en septiembre registró 5.4%. Por su parte, los subsidios de desempleo siguen bajando y continúan aproximándose a niveles prepandemia.
Empero, la postura de la mayoría en la Fed es que hay que tener paciencia antes de subir las tasas de interés, ya que las presiones de precios se desvanecerán cuando retroceda la pandemia de Covid-19.
El shock actual viene por el lado de la oferta, así que usar aumentos en réditos sería, como dice Christine Lagarde, la presidenta del Banco Central Europeo, equivalente a “matar moscas a cañonazos”. Aumentar las tasas no resolvería los cuellos de botella en las cadenas globales y los precios de energía se establecen a nivel mundial. Una política monetaria más restrictiva sólo exacerbaría la contracción económica.
Sin embargo, otros funcionarios instan a un final más rápido de las compras de activos (programa de adquisición de deuda del banco central) para perfilar al banco a una subida de tasas, por los temores de que la inflación no se disipe tan rápido, y siendo que la naturaleza misma de ésta ya ralentiza la recuperación. De esta manera, piensan que la Reserva Federal no actúa en sintonía con la situación económica.
Consideran que un control a la inflación, hoy, significa evitar consecuencias más dolorosas en el futuro. Además, si en un futuro se tiene que hacer un ajuste precipitado y drástico con ciclos acelerados en aumentos de tasas, entonces se acabará perjudicando a quien se deseaba apoyar.
Lo que se prevé es que la tasa de referencia siga anclada en un rango de 0 a 0.25% y la Fed comience a elevarla en junio o julio, y tenga de menos tres alzas en 2022. Así que la política de dinero barato continuará en el corto plazo, al mismo tiempo que el organismo estará alerta a cualquier dinámica que sea desestabilizadora.
Para México, esto significaría subir aún más su tasa objetivo, o al menos a la par que su vecino del norte. Esto supondría que, si en diciembre se volviera a registrar un aumento de 25 puntos base, lo cual haría llegar a aquélla a 5.25%, no es descabellado pensar que ésta ya estaría rondando 6% a mediados del año que entra. Sobre todo, cuando en la primera quincena de noviembre se llegó a una inflación general anual de 7.05%, la más alta en 20 años. En este ámbito, la tasa del Banco de México rondaría entre 6.50% y 6.75 por ciento en 2022.
Por ahora el balance parece acertado. El instituto central en México ha mantenido una tasa real “relativamente alta” en lo que va de la gestión actual y los resultados son satisfactorios frente a otras economías, como por ejemplo Turquía o Brasil, las cuales ya alcanzan una inflación de doble dígito.
Así, se detuvo el recorte de tasas cuando el mercado lo pedía, y ahora el incremento ha sido más pausado con inflaciones más altas, en contraste a lo que han tenido que hacer en Brasil. Este país ha subido su tasa en 500 puntos base en lo que va del año, con una inflación de 11.1%, contra México, que la ha incrementado en 100 puntos base, con un aumento de precios de alrededor de la mitad, al inicio del último trimestre de 2021. Ceteris paribus, es mejor tener un ámbito de menor volatilidad y menor inflación. Sin duda, el reto es importante para las decisiones que habrán de tomarse en 2022.
Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte.
Email: idea@anahuac.mx