En el argot de los negocios, la aparición de “cisnes negros” suele referirse a eventos sorpresivos de gran impacto. Sin embargo, un nuevo término ha sido acuñado, los llamados “cisnes verdes”. Ello hace referencia a los costos financieros de eventos catastróficos causados por el cambio climático, como los incendios en Australia, inundaciones en Perú o huracanes en el Caribe, y que pueden tener un efecto en cascada.
En la reunión anual del Foro Económico Mundial de este año, el cambio climático fue considerado de acuerdo con la encuesta de Percepción de Riesgo Global como el factor más importante, haciendo evidente la gran preocupación que existe a nivel mundial de la continua degradación ambiental y de la creciente desaparición de especies.
La gran crisis financiera de 2008/2009, ocasionada por la burbuja inmobiliaria, dejó enormes secuelas a la economía global, aún hoy persistentes en algunos sectores y regiones en el mundo. Sus efectos trataron de ser amortiguados con “dinero barato”, ocasionando una gran liquidez, que a su vez, hoy ha generado un elevado aumento de deuda, como el caso del endeudamiento corporativo en Estados Unidos.
Eventos climáticos catastróficos e inesperados pueden ocasionar un “efecto cascada” en el sistema financiero. Además, actualmente sin instrumentos reales de contención, como la política monetaria, porque las tasas de interés son tan bajas, que incluso hay reales negativas en algunas partes del mundo. Así, estas ya no pueden actuar como un motor de aceleración y estímulo al crecimiento económico en este momento.
Aún más, la regulación que obliga a los bancos a contar con cierto nivel mínimo de capital acumulado para enfrentar crisis podría ser insuficiente para contener una debacle financiera mayor. Es por esta razón que se argumenta que el cambio climático orillará a una gran reforma del sistema financiero a nivel mundial.
Lo primero es que los bancos centrales deben contribuir a identificar y manejar los riesgos climáticos, señalándose principalmente dos etapas:
· Riesgo físico: se refiere a los impactos del cambio climático, debido a un aumento y la frecuencia de eventos como inundaciones, huracanes y olas de calor.
· Riesgo de transición: se refiere al hecho de que para evitar los impactos físicos del cambio climático y del calentamiento global, se necesita una transición muy veloz.
Las instituciones financieras están expuestas no sólo a shocks de valorización en activos fósiles, sino a todos los eventos y vulnerabilidades ligados a éstos. Así, se podría llegar a un riesgo sistémico si uno de estos riesgos (crediticio, de mercado, de liquidez, operativo o de cobertura) o la conjunción de varios, llevara a las instituciones financieras a no tener capital suficiente para absorberlos. Es por eso que la coordinación a nivel gubernamental es ineludible.
El gobierno de México, por ejemplo, ha decidido emitir bonos por 425 millones de dólares para enfrentar daños por eventos climatológicos durante los siguientes cuatro años, realizándolo en cuatro tramos: 125 millones de dólares para terremotos intensos (entre 7.2 a 8.6 grados); 100 millones de dólares para cobertura de terremotos de menor intensidad; 100 millones de dólares destinados para ciclones en la costa del Océano Pacífico, y 100 millones de dólares restantes para ciclones en las costas del Golfo de México y el Caribe. Cuando los desastres abarcan el territorio nacional, hay otro tipo de bonos llamados “CAT Bond”, con una vigencia similar de cuatro años.
En 2006 el gobierno mexicano fue el primero en emitir este tipo de bonos, siendo ejemplo para otros países, incluso desarrollados. Estos bonos tienen la ventaja de permitir contar con recursos financieros líquidos casi de manera inmediata una vez que ocurre el siniestroy así poder atender oportunamente a la población afectada y sumar esfuerzos de reconstrucción.
Se ha insistido por un grupo de científicos reconocidos que hay daños irreversibles y los eventos climáticos podrían ser incluso más desestabilizadores y perturbadores que los propios cisnes negros, sin duda una amenaza a la economía mundial.
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