Sin duda uno de los grandes momentos de la vida llega cuando alguien, por mutuo propio u obligado por circunstancias, deja de trabajar porque su ciclo laboral ha terminado. Como cualquier etapa de la vida, lo más recomendable es llegar preparado a ésta; esto es, tener un plan y un propósito.

Las consideraciones fundamentales para poder construir un plan de vejez, consiste en elementos básicos que, a juicio del autor, no deberían faltar:

1. El plan financiero. El cual óptimamente se fue construyendo en la vida laboral, a través del ahorro y que se complementará deseablemente con una pensión. Luego vendrá la planeación del uso de esos recursos que tendrán que ser destinados a la adquisición de bienes y servicios básicos como la alimentación y la salud y a otros que deberán considerarse también muy importantes como la recreación. Por ello, el cuidado financiero de esos recursos y su uso, son prioritarios en esta etapa.

2. Documentación “al día”, en orden. Lo deseable es no dejar que otros se hagan cargo de nuestras deudas, como tampoco de los ineludibles gastos funerarios. Deseablemente llegar antes de finalizar la vida laboral con un plan que ya ha sido adquirido y pagado y que los más allegados saben que existe y que pueden hacer uso de estos.

3. Plan de sucesión y herencia. Es importante delegar con anticipación responsabilidades y atributos cuando se está al frente de un negocio propio y/o apoyar a la Alta Dirección a una sucesión ordenada como miembro de una organización. La herencia de activos físicos y monetarios es uno de los aspectos más importantes que hacerse cargo para evitar futuros conflictos entre los mismos miembros de la familia. El consejo de especialistas como:  notarios, corredores y financieros, es vital para una transición ordenada y en paz en este aspecto e incluso bajo el mejor esquema fiscal. En materia de salud la figura de “voluntad anticipada” exime a los futuros deudos de decisiones difíciles de tomar, ante cualquier predicamento médico y optar por tratamientos paliativos en situación terminal.

4. Establecimiento de metas y objetivos. Tener un plan delineado de cómo distribuir los días y lograr hacer actividades o retos que se pospusieron; así como tener la actitud y deseo de aprender cosas nuevas. Esto no solo abarca actividades para conseguir “dinero extra” y estar activo, pero también la elección de ‘hobbies’, actividades recreativas y culturales; así como de apoyo a la comunidad, aprovechando la experiencia, conocimiento y relaciones establecidas durante años y que además nos gustan, divierten y nos llenan de satisfacción.

5. Consolidación de la red familiar y de amigos. El tiempo disponible es ahora el mejor recurso para estar cerca de los nuestros, en particular con los nietos, fuente de alegría. Empero también, con nuestra pareja y/o amigos, estas relaciones que se tejieron por años y las nuevas que se crearán en esta etapa y que nos dan soporte, compañía y que impactan positivamente en nuestro estado anímico ¡Rodéate de gente vitamina, que no roben tu energía!

6. Cuidado de la salud y alimentación. Con particular atención a este aspecto, para tratar de llevar lo que nos resta de vida de una forma saludable. El ejercicio para fortalecernos, el agua para hidratarnos y la combinación saludable de alimentos para mantener y fomentar nuestra capacidad funcional.

Tener un plan es prever con tranquilidad, es visualizar la última etapa de la vida con alegría y paz. Algunos expertos opinan que son los 50 años, el parteaguas de preparación: revisiones de salud periódicas por la mayor probabilidad de padecer ciertos tipos de enfermedades y gestionar su prevención o diagnóstico oportuno; buscar espacios de vivienda óptimos a un adulto mayor y cercanos a los seres queridos, etc. Sin embargo, el plan de ahorro para esta etapa, debiera comenzarse desde los primeros años de vida laboral. Considerando, sobre todo, que el “edadismo” en el mercado de trabajo, va limitando la participación del adulto mayor.

Son muy afortunados los que pueden llegar a este estadio con estas consideraciones resueltas y hacer un renacimiento a lo nuevo por venir sin miedo, ansiedad, inseguridad y estrés. Es darnos la oportunidad de tener nuevas experiencias y vivencias, en una palabra, de gozar de un desarrollo integral. Todos deseamos llegar con calidad de vida, a nuestra vejez.

Catedrática de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México

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Twitter: @IDEA_Anahuac

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