“Hacer lo impensable, posible”. La innovación requiere mucho más que conocimientos y habilidades: paciencia, arrojo, persistencia, tolerancia a la frustración, flexibilidad, detección de necesidades y oportunidades, pero también explotar la tecnología.

De esta manera, hacer una idea innovadora un referente en el mercado requiere aún más que las ganas de hacerlo y habilidades. Incluso, mucho más que un ecosistema favorable; implica haber logrado producir un producto o servicio que el mercado deseaba y que, de tanto pivotearse e iterar, logró cubrir la necesidad que se esperaba de manera novedosa y eficiente.

Refleja una visión innovadora, fundamentalmente, con alguna disrupción tecnológica, o replantea un nuevo modelo de negocio. Además, claro, confirma que el equipo supo sortear las dificultades y tomar decisiones críticas en momentos difíciles. Y, en este contexto, se tuvo la capacidad y potencial para atraer capital.

A pesar de un año difícil, los apoyos dados al sector emprendedor en México en años anteriores dieron sus frutos en 2021. Así de los nueve unicornios, empresas valoradas en mil millones de dólares en Latinoamérica, ocho correspondieron a México: Bitso (compra/ venta de criptomonedas); Clip (pagos a distancia para pequeñas y medianas empresas); Konfio (préstamos a pequeñas empresas); Kavak (compra venta de autos usados), Jokr (plataforma que promete llevar el super en 15 minutos con base en proveedores locales); Clara (gestión de gasto empresarial); Incode (plataforma de verificación y autenticación de identidad basada en Inteligencia Artificial, y Merama (generación de crecimiento de las mayores marcas en América Latina). Con estos desarrollos, esta región ya suma 16.

Así, en particular las fintech (instituciones de tecnología financiera, ITF) han tenido un crecimiento exponencial (cuentas digitales, pagos online, financiamiento colectivo, neo banks, invest e insurtechs, open banking, criptos, etc.). Tres aspectos fueron mezclándose: el mayor uso de la telefonía móvil y el internet 3G, así como la tecnología de la nube, resultaron factores importantes para su expansión.

Puede añadirse la aparición de una nueva ley para regular las instituciones de tecnología financiera, conocida como Ley Fintech que, si bien es limitada y restrictiva, rescató del limbo jurídico a muchos emprendimientos; una nueva generación de jóvenes dinámicos y emprendedores; el impulso de la transformación digital durante la pandemia de Covid-19; fondeo de VCs locales (ALLVP, Ignia, Nazca, entre otros) y masivo de Sillicon Valley y softbanks, en los últimos tres años.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap), el flujo de capital privado creció 4.2 veces respecto a lo registrado previo a la contingencia, lo cual sin duda fue un excelente apoyo para la consolidación de varios unicornios.

Las fintech han tomado ventaja de costos más bajos, al no tener la infraestructura y número de empleados que los servicios financieros tradicionales ostentan, así como del apalancamiento operacional que les permite elevar más rápido sus ingresos que sus costos, muchos de ellos fijos, por su escalabilidad. También se valen del arbitraje regulatorio; muchas de estas entidades no tienen que lidiar con onerosos y complejos procesos de reporteo y “compliance”, como los bancos, y tienen un mejor manejo de datos y tecnología, que les permite manejar más eficientemente la información para dirigir, con mayor precisión, los productos y servicios que su cliente requiere.

México pavimentó el ecosistema de emprendimiento e innovación mucho tiempo antes y ha sabido aprovecharse. Hay un sinnúmero de retos y necesidades que representan oportunidades reales para pensar y materializar un nuevo negocio, esto además de un mercado potencial y una tecnología robusta. Por eso, no sorprende ver que emprendedores de otro país escojan a México para establecerse y expandirse.

Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte.
Email: idea@anahuac.mx 

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