La economía está en su tercer año de disrupción, después de la crisis generada por el COVID-19, el estrangulamiento de las cadenas productivas, producción del petróleo muy restringida a nivel mundial y la invasión de Rusia a Ucrania. Así los riesgos advertidos a principios del año, de mayor inflación y menor crecimiento, se han materializado e intensificado.

Los indicadores de inflación no mejoran, los alimentos y la energía están llevándolos a máximos no vistos en décadas y podríamos esperar una subida mayor en unos meses más, lo que pone en riesgo la inversión, el consumo y por el ende el crecimiento y la generación de empleos, por acciones más agresivas de las autoridades monetarias con tasas históricamente, ya de por sí altas. El peligro está en que, si la inflación no reacciona rápidamente a una política monetaria más restrictiva, esto significaría el desanclaje de las expectativas - lo que supondría mayor inflación -.

De hecho, la guerra ha provocado el mayor choque de precios en productos básicos que hayamos visto desde la década de los setenta. Esto ha traído varías implicaciones: a) un cambio de consumo, producción y distribución. Algunos países alejándose de Rusia como proveedor y otros al contrario acercándose, lo que implica mayores costes de transacción por aumento de distancias (desvíos) y por ende la expectativa de precios altos en los commodities por largo tiempo; b) menor crecimiento económico este año; el FMI estima en 1pp adicional por debajo de las proyecciones en enero (3.6%). Además, la menor disponibilidad de fertilizantes, pueden disminuir los rendimientos agrícolas, reduciendo su abastecimiento y aumentando sus precios. Estas son algunas de las perturbaciones en los precios de los commodities de corto plazo.

El panorama a nivel global se ha complicado y en efecto, las proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario (FMI) han sido ajustadas a la baja, una vez más, advirtiendo de… “un año 2022 duro y un 2023 aún más, con mayor riesgo de recesión”.

De acuerdo al mismo organismo una interrupción en el suministro de gas natural a Europa podría sumir a muchas economías en la recesión y desencadenar una crisis energética global. Las presiones inflacionarias y las condiciones monetarias más restrictivas, provocarán que la economía mexicana tenga un menor ritmo de crecimiento y la desaceleración se mantendrá hasta el final del sexenio. Con Estados Unidos al borde de la recesión y con China que pudiera desacelerarse más rápido y más prolongadamente, esto pesaría sobre la actividad mundial.

Una pandemia que no acaba de terminar y una prolongada guerra en Ucrania, aumentarán los riesgos de una fragmentación global. Adicionalmente, los eventos climáticos apuntan a un aumento de la inseguridad alimentaria y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ha declarado que el mayor costo de vida está empujando a 70 millones de personas más a la pobreza extrema, lo que aumenta las posibilidades de mayores conflictos sociales.

En efecto, el cambio no se vislumbra sencillo y las opciones son limitadas. El FMI, pone dos alternativas en la mesa: capitular a la fragmentación geoeconómica o bien cooperar para solucionar los retos colectivos, proponiendo a) reforzar el comercio como mecanismo de resiliencia. Reduciendo las barreras comerciales para evitar la escasez de alimentos y bajar precios. Otras medidas incluyen la diversificación de exportaciones, acortar y relocalizar las cadenas de suministro; b) redoblar esfuerzos colectivos para enfrentar la deuda. Favorecer la reestructuración de ésta por parte de los acreedores, ante países vulnerables; c) modernizar los pagos transfronterizos. A través de la creación de plataformas públicas digitales para lograr una mayor velocidad y menor costo en los envíos de dinero; y, e) confrontar el cambio climático. Lograr mayor compromiso en el logro de las metas de cero emisiones netas de carbono, sobre todo en los países más contaminantes. Por lo pronto, la recesión se mantiene como amenaza latente.


 
Coordinadora de la Maestriìa en Economiìa y Negocios, Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anaìhuac en la Universidad Anaìhuac, Meìxico Norte
Email: idea@anahuac.mx
Twitter: @IDEA_Anahuac

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