La actual crisis en México significara una pérdida de al menos una década, por la destrucción del valor económico agregado. El confinamiento derivado de la pandemia Covid-19 provocó un retroceso anualizado del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre del año de casi 20%, el peor descenso con relación a los tres consecutivos anteriores, y superior incluso a cualquier otro del que se tenga registro.

Por cierto, un descenso del doble al registrado en igual lapso en Estados Unidos, desde luego, sin los apoyos fiscales a individuos y empresas en el país que nuestro vecino sí implementó.

Los principales motores de la economía, consumo e inversión han sido fuertemente afectados por el confinamiento. La inversión fija bruta, indicador que da cuenta de la inversión productiva, se desplomó 38.4% en términos reales en mayo con relación a igual periodo en el año anterior, acumulando 16 meses consecutivos de caídas y poniéndola en niveles similares a los de hace 23 años.

En tanto, el consumo experimentó en el mismo lapso una retracción de 23.5%, retrocediendo a los niveles que llegó a tener en 2009. Así, los descensos en inversión y en consumo en los primeros cinco meses del año, son del orden de 20% y 9%, respectivamente.

La mejora en el mercado interno no se ve próxima, ante la continuidad de la crisis sanitaria y el gran impacto que ha experimentado el mercado laboral, registrándose 12.5 millones de desempleados en el cuarto mes del año. Por ello, se prevé que la recuperación esperada sea muy gradual, sobre todo dada la posibilidad de una segunda oleada de confinamiento.

La inflación, por su parte, sigue en ascenso, alcanzando una tasa de 3.62% (su mayor nivel desde febrero) y pudiendo rebasar el límite superior de 4% en agosto. El contagio cambiario (frente a una depreciación ligeramente superior a 18% desde que inició la pandemia) ya ha hecho estragos en la elevación de los productos finales, sobre todo en alimentos, gasolina y gas.

Esto puede significar que el Banco de México no lleve hasta 4% este año su tasa de referencia, que se encuentra en niveles de 4.50%, después del ajuste del pasado 13 de agosto. Uno de los puntos más importantes en los próximos meses es la dificultad de mantener el grado de inversión, por el creciente endeudamiento de Pemex y CFE.

Con las cifras obtenidas del PIB de abril a junio, pero también la depreciación cambiaria y la contratación de pasivos en Estados Unidos, la relación deuda/PIB ha crecido, pasando de 47% a 53% como proporción del producto.

Empero, si se le agregan los pasivos de estas dos empresas estatales, la relación llegaría a más de 60%.

La degradación significará que el costo de financiamiento internacional se elevará y la atracción de inversión extranjera disminuirá. La pandemia impactó a la economía mexicana cuando ésta ya estaba debilitada. Sin un viraje, este sexenio estará perdido en materia de crecimiento y en aumento de la desigualdad y pobreza.

Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte
Email: idea@anahuac.mx

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