Después de 16 años de gobierno de Angela Merkel, Alemania ahora tiene un nuevo canciller. ¿Qué significa eso para las relaciones con América Latina?

Por Detlef Nolte/Latinoamérica21
 

Como ex alcalde de Hamburgo, una ciudad con una larga tradición comercial con América Latina, el nuevo canciller federal Olaf Scholz conoce la importancia de la región para la economía alemana. Durante su tiempo como alcalde, cultivó activamente contactos con Latinoamérica. No obstante, esta no tendrá una alta prioridad en la política exterior alemana. Habrá mucha continuidad. Pero también se pondrán nuevos acentos.

Como canciller Scholz encabeza una coalición heterogénea que incluye al Partido Socialdemócrata (SPD), al Partido Democrático Libre (FDP) y al Partido Verde (Bündnis 90 / Die Grünen). En los manifiestos electorales de los tres partidos de gobierno, el Partido Verde ha dado el mayor espacio a América Latina. Según el manifiesto la sostenibilidad ecológica, la participación democrática, la paz y la igualdad de género estarán en el centro de la cooperación con los estados y sociedades civiles en América Latina.

El FDP es un partido liberal clásico. En su manifiesto electoral, pide que Alemania se convierta en un defensor del libre comercio basado en reglas y que promueva nuevos acuerdos de libre comercio. La única mención de América Latina se refiere a la rápida firma y ratificación del acuerdo entre la UE y Mercosur. El manifiesto electoral del SPD también menciona el Acuerdo UE-Mercosur, pero, al igual que el Partido Verde, condiciona la firma al cumplimiento de diversos requisitos.

En Alemania los resultados de las negociaciones de coalición se consignan en un acuerdo de coalición. Según este acuerdo la política exterior del nuevo gobierno estará basada en valores y tendrá un enfoque europeo más fuerte. Trabajar por la paz, la libertad, los derechos humanos, la democracia, el estado de derecho y la sostenibilidad son las piedras angulares de la política exterior.

La coalición de gobierno expresa la intención de fortalecer “la comunidad de valores” con las democracias en América Latina y el Caribe. Promete ampliar “su compromiso de fortalecer a las sociedades de la región en su lucha contra el populismo, los movimientos autoritarios y las dictaduras”. Apoyará los procesos de reconciliación y paz en el continente. Además, el gobierno alemán ve los estados de la región “como socios centrales para la cooperación multilateral, entre otras cosas en la preservación de la biodiversidad, en la lucha contra la crisis climática y para relaciones económicas sostenibles”.

La política exterior depende, no solo de los programas gubernamentales, sino también de las personas responsables. En muchos países de América Latina, mujeres han sido nombradas ministras de Relaciones Exteriores, mientras que en Alemania Annalena Baerbock es la primera mujer en dirigir el Ministerio de Relaciones Exteriores. Es la segunda vez que el Partido Verde nombra al Ministro de esta cartera y el primero, Joschka Fischer (1998-2005), fue muy respetado tanto en Alemania como en el extranjero.

La nueva ministra de Relaciones Exteriores se enfrenta a grandes expectativas y cierto escepticismo sobre cómo una política exterior más orientada en valores puede hacer frente a realidades geopolíticas adversas. El acuerdo de coalición contiene muchas ideas innovadoras como una política exterior feminista para fortalecer los derechos, recursos y la representación de mujeres y niñas en todo el mundo y promover la diversidad social. Además, aboga por “una política climática exterior consecuente” que se refleja en la posición del nuevo gobierno respecto al acuerdo con el Mercosur.

La ratificación del acuerdo UE-Mercosur

Los requisitos para la firma y ratificación del acuerdo UE-Mercosur son muy exigentes. La coalición condiciona su apoyo al acuerdo a la disposición de los países socios de contraer previamente obligaciones legalmente vinculantes, viables y verificables sobre la protección ambiental, social y de derechos humanos. Además, estos deben concluir acuerdos adicionales aplicables en la práctica sobre la protección y el mantenimiento de las áreas forestales existentes.

Estas demandas exigentes son bien intencionadas y apuntan en la dirección correcta, pero podrían fallar en su objetivo y no conducir a los resultados deseados. Se debe evitar en todo caso que se dé la impresión de que Alemania está subiendo a un pedestal político-moral y desde allí dando instrucciones a los países del Mercosur.

Demasiado idealismo en las relaciones con América Latina puede provocar resultados adversos. En su posicionamiento respecto al acuerdo UE-Mercosur el nuevo gobierno debe lograr un equilibrio entre valores e intereses tanto económicos como geopolíticos. Según el acuerdo de coalición, el nuevo gobierno quiere aumentar la soberanía estratégica de Europa en un sistema multilateral en estrecha cooperación con aquellos estados que comparten sus valores democráticos.

Pero la UE, y ciertamente Alemania por sí sola, no son los socios comerciales más importantes de América Latina y su peso seguirá disminuyendo durante esta década. Si la UE no firma pronto el acuerdo con Mercosur, este acuerdo eventualmente se volverá irrelevante; especialmente porque en su forma actual contiene muchas más ventajas para la UE que para los miembros del Mercosur.

La nueva ministras de Relaciones Exteriores, Baerbock, también aboga por una postura más dura hacia China. Esto conlleva el riesgo de alinear demasiado a Alemania con la política estadounidense, y que no encaja con los intereses de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos que tratan de no verse envueltos en el conflicto entre China y Estados Unidos, especialmente porque China es un socio comercial importante para muchos países.

En caso de una política más confrontativa con China, Alemania no necesariamente puede contar con el apoyo de América Latina, a pesar de que América Latina quiere a Europa y a Alemania como socio y como contrapeso a la creciente influencia económica de China en América Latina.

Queda por ver cómo se puede conciliar una política exterior con una orientación más basada en valores con la orientación más pragmática de la era Merkel, que también caracteriza el enfoque del nuevo canciller Olaf Scholz.

Detlef Nolte es politólogo e investigador asociado del German Institute for Global and Area Studies - GIGA (Hamburgo, Alemania) y del German Council on Foreign Relations (DGAP). Fue Director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y Vicepresidente del GIGA. www.latinoamerica21.com, un medio plural comprometido con la divulgación de opinión crítica e información veraz sobre América Latina. Síguenos en @Latinoamerica21

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