Por Sebastián Godínez River
Ha comenzado el 2023 y la región muestra síntomas de tensión. El Perú no ha logrado salir de la complicada crisis institucional desde diciembre del año pasado; Brasil vivió la toma de la sede de los poderes por parte de los partidistas del expresidente Jair Bolsonaro; la economía argentina es víctima de la hiperinflación y el fantasma del autoritarismo recorre la región.
Actualmente, el mapa ideológico se encuentra dividido entre once países gobernados por la izquierda; cuatro, por la derecha, y tres, por el centro. Con estas cifras, hay elementos para argumentar que la región ha vivido un giro hacia la izquierda. No obstante, no sabemos si será fugaz o si se afianzará y durará al menos una década como en la primera ola (2003-2015).
Este año pertenece a lo que el politólogo Daniel Zovatto ha llamado el superciclo electoral, ya que nueve países irán a las urnas. Algunos como Ecuador celebrarán comicios locales, Colombia votará gubernaturas y alcaldías, Chile prevé un nuevo calendario para impulsar otro plebiscito constitucional en diciembre, y México tendrá elecciones en dos entidades del país. Sin embargo, 2023 alberga tres elecciones generales: las de Paraguay en abril; Guatemala, en junio, y Argentina, en noviembre.
Hemos visto en procesos anteriores que candidatos radicales como el chileno José Antonio Kast, o Keiko Fujimori en el Perú, fueron derrotados en las urnas. Sin embargo, la región ha sido testigo del nacimiento de candidaturas antisistema, y la población se ha visto seducida por estas, tal como ocurre en El Salvador, de Nayib Bukele; el Brasil, de Jair Bolsonaro, y los Estados Unidos, de Donald Trump.
Los comicios de Guatemala y Paraguay son significativos para la izquierda latinoamericana si se toma en cuenta que estos países han sido gobernados, generalmente, por la derecha. Las fuerzas progresistas de Paraguay, como el Frente Guasú y el Partido Democrático Progresista, intentarán derrotar al oficialista Partido Colorado, que busca retener el poder y que el país rote hacia la izquierda. Si esta nación cambia la derecha por la izquierda, prácticamente todo el Cono Sur estaría bajo el mando de Gobiernos progresistas.
No obstante, se debe tener en cuenta que si la Presidencia es de izquierda habrá que analizar la conformación del Poder Legislativo. Este es un hecho que cada vez cobra más relevancia, debido a que los candidatos de la izquierda encabezan los Gobiernos, pero los Congresos están dominados por la derecha, un aspecto decisivo al implementar el plan de gobierno.
El siguiente país donde la derecha tiene gran presencia es Guatemala. Este es un caso curioso, ya que desde principios del siglo XXI no ha girado hacia la izquierda, sino que ha tenido presidentes de derecha en mayor o menor medida. El progresismo guatemalteco se aglutina, hasta el momento, en el Movimiento para la Liberación de los Pueblos, que buscará establecer
un Gobierno de izquierda. A diferencia de 2019, cuando su protagonismo era mínimo y terminó en un cuarto lugar, ahora las cosas podrían cambiar y hacer que la nación gire a la izquierda por primera vez en este siglo.
Por último, las elecciones generales en Argentina serán la antesala del péndulo político, dado que se definirá si el peronismo retiene el poder o si la derecha lo sacará de la Casa Rosada. El gobierno de Alberto Fernández no ha logrado detener el aumento de la inflación que ha deteriorado la economía familiar. Si bien el triunfo de Argentina en el Mundial representó una bocanada de aire fresco para el país, las disputas para eliminar las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) han generado incertidumbre. El desdoblamiento del calendario electoral en catorce provincias y la declaración de Cristina Fernández de que no se presentará como candidata del Frente de Todos han modificado el panorama rumbo a las elecciones.
Argentina podría ser el primer país en el que la izquierda deje el poder en el marco de esta nueva ola de izquierda. Por ello, esta elección será decisiva para el progresismo y la derecha regional. Además, será la antesala del 2024, cuando ocho países vayan a las urnas para elegir a un nuevo presidente. De estos, seis son gobernados actualmente por la izquierda; uno, por el centro, y solo uno, por la derecha. A su vez, Estados Unidos tendrá elecciones presidenciales en 2024, lo cual ejerce un gran impacto político en nuestra región.
Finalmente, en Haití se ha instalado el Alto Comité para la Transición, el cual se encargará de organizar elecciones en 2023, con el objetivo de renovar los poderes. El 9 de enero los últimos diez senadores electos terminaron su encargo; por lo tanto, ya no hay funcionarios electos, y todos han sido nombrados por la emergencia que vive el país desde 2016 cuando se realizaron los últimos comicios, y luego por el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021.
Ante este contexto, ¿se terminará de consolidar este nuevo progresismo latinoamericano o la derecha comenzará a ganar terreno nuevamente?
Sebastián Godínez Rivera es Politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente cursa un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Analista en el Think Tank Laboratorio Electoral.
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