Por: Santiago Leiras/Latinoamérica21

Las recientes elecciones legislativas en Argentina le dieron a la alianza opositora Juntos por el Cambio, casi el 42% de los votos a nivel nacional mientras que el oficialista Frente de Todos (peronismo) obtuvo aproximadamente un tercio de los votos. De haberse tratado de una elección presidencial, la oposición se habría acercado a un triunfo en primera vuelta. Pero más allá de números, esta elección ha dejado tres hechos fundamentales: el triunfo opositor a nivel nacional, la pérdida de la mayoría por parte del oficialismo en el Senado Nacional y la “derrota pírrica” del oficialismo en la provincia de Buenos Aires.

La oposición obtuvo el triunfo en 15 jurisdicciones de las 24 que tiene el país (23 provincias y el distrito federal, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). En 13 de estas 15 ganó Juntos Por el Cambio, la alianza que liderada en el pasado por el ex-presidente Mauricio Macri, incluidas dos fundamentales como son la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Los otros dos distritos electorales restantes quedaron en manos de partidos provinciales.

Otro dato significativo es que el oficialismo ha perdido el control del senado nacional, presidido por Cristina Fernández de Kirchner. En el próximo período legislativo, el gobierno deberá negociar con otros jugadores para obtener el quórum (37 senadores) que le permita controlar la agenda legislativa.

A pesar de la “épica de la remontada” del gobierno, más que una victoria a lo pirro, lo que obtuvo fue una “derrota pírrica” en la provincia de Buenos Aires. En esto ha tenido un rol destacado el mayor protagonismo de los intendentes municipales en las elecciones, en comparación al que tuvieron durante las elecciones primarias, en buena medida producto de su mayor compromiso con la gestión provincial. Es destacable también la participación del peronista disidente Florencio Randazzo, quien con el 4% de los votos que obtuvo su agrupación Vamos con Vos, contribuyó, como en las elecciones legislativas del 2017, al triunfo opositor.

¿Qué factores explican el triunfo de la oposición?

Hay tres factores principales que podrían explicar el triunfo de la oposición a nivel nacional y subnacional. Primero, un voto antioficialista que no se da necesariamente a nivel global, lo cual se debe en parte por un peor desempeño sanitario y económico desfavorable en comparación al promedio mundial. Segundo, una mala praxis sanitaria, educativa y económica del gobierno nacional que refuerza ese clima antioficialista. Y tercero, la renovación de la oferta electoral por parte de la oposición en los grandes distritos, especialmente en la capital y en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.

En relación al clima anti-gobierno, la derrota del oficialismo en la Argentina se suma a otros pronunciamientos adversos al oficialismo como aquellos acontecidos en Bolivia, Ecuador y Perú durante las elecciones presidenciales y los comicios de carácter constituyente en Chile.

En relación a la mala praxis sanitaria, educativa y económica, la misma tuvo manifestación en un prolongado cierre de la actividad pública y privada con directo impacto en la actividad educativa y en uno de los peores desempeños en materia macroeconómica.

En lo que respecta a la oferta electoral, la participación política de nuevas figuras como Carolina Losada, Facundo Manes, Martín Tetaz e históricas como Ricardo López Murphy en las listas opositoras, solo para mencionar algunos casos, permitió oxigenar a la coalición opositora.

¿Qué pasa a partir de ahora?

En términos electorales una oposición unificada, consolidada y con una oferta electoral renovada es un verdadero desafío para el gobierno. Recordemos que esta es una situación inédita ya que la oposición, derrotada en las elecciones de 2019, no tuvo un proceso interno que la llevara a la ruptura, aunque se encuentra pendiente de resolución el problema del liderazgo de la propia coalición opositora.

Un desafío aún mayor es el de la incongruencia de una propia coalición de gobierno concebida contra natura. El Frente de Todos llegó al poder sin haber resuelto un conjunto de diferencias y tensiones. El triunfo de 2019 le permitió al oficialismo argentino barrer bajo la alfombra todas esas diferencias prexistentes.

Esta derrota electoral del peronismo vuelve a poner sobre la mesa todas aquellas tensiones, así como sucedió durante los días inmediatamente posteriores a las elecciones primarias de septiembre. En estos día, cuando la democracia argentina cumple 38 años de vigencia ininterrumpida -el período más prolongado de estabilidad política desde el comienzo de la vida democrática en 1916- la campaña electoral ha terminado. Comienza, a partir de ahora, una nueva etapa, la de la Argentina en campaña permanente.

A pesar de todo, la democracia en Argentina parece ser, “the only game in town”, recordando aquella feliz expresión del politólogo estadounidense Adam Przeworski.Y este es, sin duda, un motivo de celebración.

Santiago Leiras es profesor Asociado de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Posee Doctorado y Diploma de Estudios Avanzados en América Latina contemporánea por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset de Madrid-España (IUOG).

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