Lamán Carranza y Luis Roberto Flores
El pudor es así, una máscara que protege la intimidad.
Octavio Paz
Octavio Paz
En medio de la crisis mundial sanitaria, económica y social provocada por el Coronavirus COVID 19, hay un debate sobre los cubrebocas y su efectividad para frenar la propagación de esta enfermedad que hasta ahora supera los 1.3 millones de contagios y las 67 mil muertes.
La controversia sobre los cubrebocas gira respecto a su utilidad y certeza como una medida correcta y aplicable ante la emergencia que representa un virus con presencia en más de 200 países.
Al respecto, la información pública disponible a la fecha sobre argumentos e investigaciones alrededor del mundo, pueden ayudar a tomar una posición informada.
Para proteger nuestra salud y la de nuestra familia ¿debemos lavarnos las manos? Sí ¿tenemos que practicar el distanciamiento social? También ¿Y qué hay de usar cubrebocas?: “Quizá Europa y Estados Unidos se confiaron demasiado, quizá pensaron que usar cubrebocas no ayuda”, cuestionó el profesor Kim Woo-Joo de la Universidad de Corea, quien trabaja en el campo de enfermedades infecciosas desde 1990; con experiencia en epidemias de tuberculosis, SIDA, SARS, gripe en 2009 y 2013, ébola y MERS, calificó el COVID 19 como la pandemia más difícil de todas.
Por su parte, la Asociación Japonesa de Enfermedades Infecciosas realizó una investigación mediante cámaras ultrasensibles de alta precisión y rayos laser. Descubrieron que, incluso al hablar, hay microgotículas y aerosol de saliva que constituyen un factor de contagio, al quedarse hasta 20 minutos suspendidas en lugares sin ventilación.
Muy notable es el caso de la República Checa, que reporta poco más de 4 mil 500 casos, a pesar de compartir frontera con Alemania, el tercer país con más casos de Europa con más de 97 mil.
Además, el registro de 4 fallecidos por millón de habitantes coloca a República Checa, con la menor cifra de toda Europa.
El mensaje desde Praga para el mundo se viralizó en las redes sociales a través de un video, en el que una joven explica la creación de un movimiento para el uso de cubrebocas en las calles, lo que incluso les permitió reducir significativamente la propagación del coronavirus y no paralizar totalmente su economía.
Con el traslado del epicentro de la pandemia a América, la curva de aprendizaje debió ser de dos meses, pero la realidad es que pocos países aprovecharon esta circunstancia.
Aún en el momento de escribir estas líneas existía un debate respecto a si el uso del cubrebocas debía ser obligatorio o no, en ¡Estados Unidos!, donde el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades recomendó a los estadounidenses usar cubrebocas no médicos, de tela.
Donald Trump, se limitó a decir: “Puedes hacerlo. No tienes que hacerlo. (Yo) Estoy eligiendo no hacerlo. Es solo una recomendación”, pero es muy posible que pronto cambie su opinión.
Acto seguido Trump pidió a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) que impidiera la exportación de mascarillas N95 como las fabricadas por 3M a Canadá y Latinoamérica. Afortunadamente, la empresa respondió que eso conlleva “importantes implicaciones humanitarias”.
“Es de sentido común que los cubrebocas pueden evitar contagios de COVID-19. Si usted se para delante de alguien que está enfermo, el cubrebocas le dará alguna protección”, dijo David Hui, experto en medicina respiratoria de la Universidad China de Hong Kong.
Para Hui, el papel que juega el cubrebocas es especialmente importante dada la naturaleza del virus, pues como ya lo señalan los estudios e investigaciones recientes, los pacientes pueden ser contagiosos incluso sin mostrar síntomas de la enfermedad.
Conjetura que se confirma con los modelos matemáticos, realizados con los patrones de movimiento de cientos de millones de chinos, que revelaron que hasta 86% de los contagios se debieron a personas infectadas, pero con síntomas leves o indetectables.
De acuerdo con el estudio realizado a un grupo de 9 alemanes de un brote en Múnich, por el médico Clemens Wendtner, el virus no solo se multiplica en los pulmones como el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) de 2002, también se replica de manera extremadamente activa en la garganta la primera semana con síntomas.
En las personas con un cuadro leve, que fueron casi todas, los investigadores aislaron virus activos en la garganta y los pulmones solo hasta el día ocho tras el inicio de los síntomas.
El pico de carga viral se alcanzó antes del día cinco. En el virus del SARS, ese pico, mil veces menor, se alcanzaba entre 7 y 10 días después del inicio de los síntomas.
La diferencia es crucial, porque la potente y rápida excreción de virus en la garganta de personas con síntomas muy leves las convierte en bombas de relojería para la propagación de la enfermedad, dice un artículo de El País, publicado el 3 de abril.
Es tal vez por ello y su constante exposición a virus como MERS y SARS que China, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y otros países asiáticos, recomiendan el uso generalizado de mascarillas a fin de evitar que estos portadores invisibles transmitan el virus. La velocidad de propagación de la epidemia en estos países es significativamente menor que e Europa y Estados Unidos.
La Organización Mundial de la Salud solo aconseja llevar mascarillas si se tienen tos o estornudos, pero se vislumbra un golpe de timón en su argumentación derivado de los análisis y estudios concluyentes.
Esos son los argumentos, pero el razonamiento es individual. En lo personal pediríamos a todos ustedes que si por la situación social, laboral, económica, o cualquier otra, no pueden permanecer en casa, usen un cubrebocas de tela o básico. Los mundialmente conocidos N95 deben reservarse para los trabajadores del sector Salud.
Claro que hay que hacerlo de manera correcta: lavar previamente las manos, no tocar la mascarilla y quitarla nuevamente tocando solo los resortes; además de asignarle un tratamiento aislante especial al desecharlas.
Sigan las recomendaciones generales sobre higiene y sana distancia; los cubrebocas de ninguna manera las sustituyen, pero constituyen una protección adicional.
Un escudo que no podemos despreciar en una guerra contra un enemigo invisible, pero real.
Lamán Carranza es responsable de la estrategia de impulso a la ciencia, tecnología e innovación de Hidalgo, estrategia transversal del PED y Articulista.
Luis Roberto Flores es profesor asociado del Departamento de Física de la Universidad China de Hong Kong