La pandemia por COVID19 pone de manifiesto la importancia de contar con una vacuna. Una lección que la sociedad aprende nuevamente cada vez que sucede una epidemia. La viruela, la polio, el sarampión, la difteria entre otras terribles enfermedades han sido controladas y erradicadas en México con vacunas. Una capacidad de trabajo entre científicos, políticos y sociedad que ha mermado y urge recuperar. Y es que una vacuna no solo es una inyección, la vacuna es ciencia, es política de bienestar y solidaridad. Hoy que la pandemia es global, ningún país lograra abastecer a todo el mundo de vacuna. La diplomacia de la ciencia y la cooperación para el desarrollo se vuelven indispensables. Mientras tanto la sana distancia es lo mas efectivo. Pero parece que nuestra sociedad no lo entiende, pues los casos siguen en aumento

“No tenemos derecho a llamarnos civilizados, mientras persistan en nuestro México las situaciones que enfrentan nuestros niños.”
Dr. Jesús Kumate

En las últimas semanas ha sido inevitable comparar la pandemia de COVID-19 con el clásico “Decamerón” de Boccaccio, se trata de un emergencia global. Nos preguntamos ¿qué puede aportar México al mundo? ¿De dónde inspirarnos como sociedad para hacer frente a COVID19 y exigir una vacuna? Al pasar la última página, muchas palabras resonaban en la mente: pandemia, vacunas, coronavirus, epidemiología, Gobierno, etc. De esa tormenta de ideas, sólo un personaje despejó todo: Kumate.

El Dr. Kraus al Dr. Kumate, señaló:

“hay epidemias que no respetan el desarrollo social, cultural y económico de una nación, como es el caso de la influenza de 1919.

Fue tan letal que se estima que murieron veinticinco millones de personas, no sólo en Estados Unidos y Europa sino en Asia, África y Oceanía.

Es evidente que, en general, cuando hay pandemias los pobres son los más afectados. En el Decamerón Boccaccio cuenta cómo diez florentinos nobles se alejan de la ciudad arrasada por la peste bubónica del siglo XIV, la “peste negra” que mató a la tercera parte de los europeos. Los pobres florentinos no tuvieron la misma suerte. Estoy por cumplir 85 años. No creo que vea un México mejor, pero traté de hacer algo cuando tuve la posibilidad de hacerlo. (1)”

¿Coincidencia? No lo creo.

Hace 80 años, era frecuente ver en pueblos y rancherías funerales de niños. Ante el paso de las cajitas blancas, la gente decía “ahí va un angelito”. Y eso le parecía terriblemente injusto al niño ­Jesús Kumate.

Esa dolorosa realidad y, un encargo de su padre, inmigrante japonés, convirtieron a aquel pequeño en un médico de niños, como gustó a él definirse, sobresaliente y dedicado al servicio público (2).

Las cifras de muertes por enfermedades gastrointestinales y/o infecciosas en el México de la infancia de Jesús Kumate eran una tragedia.

Jesús Kumate recuerda que tenía 12 años cuando su padre, cerca de la muerte, habló con él. “Le dijo que demostraran que el gesto que tuvo México al recibirlo como ciudadano y permitirle formar un hogar y una familia con una mazateca muy hermosa”. Y todo eso, era una deuda que Efrén Kumate heredó a sus hijos: “tienen que ­pagarle a este país lo que yo le debo” (2).

Los años del Hospital Infantil permitieron al doctor Kumate conocer a fondo las carencias de nuestro país, que se traducían en las enfermedades de los niños. La comprensión de las debilidades que en materia de salud pública tenía el Estado mexicano con respecto a las enfermedades infantiles y a la prevención fueron orientando su trabajo, primero como subsecretario de Salud y, después, como secretario, entre 1988 y 1994 (2).

Pero por qué hablar de Jesús Kumate

Porque tomó la decisión de consolidar los programas preventivos para la población infantil, que se resumen en una sola palabra, tan importante hace siglos ­como en el siglo XXI: vacunación (2).

Ése fue el principio del sistema de vacunación ­universal, para niños de todo nivel socioeconómico, y que extendió su estructura a los adultos y ancianos. Así nació el Día Nacional de Vacunación, que después se convertiría en la Semana Nacional de ­Vacunación que opera en la actualidad (2).

Fueron muchas las crisis de salud pública que le tocaron al doctor Kumate como funcionario público, pero de toda crisis hizo una oportunidad, y esto es lo que revela a los verdaderos líderes. Permítanme hacer un breve recuento de algunos de los retos que enfrentó.

Que retos enfrentó

Paludismo. Para 1985, había ya 180000 casos anuales en las regiones costeras del país. Los resultados están a la vista: ¿cuántos casos de paludismo hubo en México el año pasado? La respuesta es 499. Es decir, en términos prácticos, ya no hay paludismo en México. Eso es obra de Jesús Kumate.

La Polio. Puso en marcha otras medidas, que empezaron con los Días Nacionales de Vacunación contra la Poliomielitis en 1985.

Se dice fácil, pero vacunar a 11 millones de niños en un solo día implicaba una organización logística sin precedentes. Desde adquirir la vacuna, establecer la cadena de frío, coordinar los vehículos y capacitar al personal, hasta llegar a las 100000 comunidades con menos de 100 habitantes. No había precedente en la historia de la salubridad de nuestro país. Una empresa mucho más compleja, por ejemplo, que una votación electoral. Para octubre de 1990 la transmisión del poliovirus salvaje se había eliminado en México; como decía el maestro Kumate: «rayando el caballo, pero cumplimos».

Sarampión (1989). El programa de vacunación universal –uno de los mayores motivos de orgullo en salud de nuestro país– es también obra de Jesús Kumate. Logró un bellísimo concepto, la equidad Inmunológica

La gestión de Jesús Kumate en la Secretaría de ­Salud lo llevó a enfrentarse con sus viejos conocidos: la diarrea y las enfermedades infecciosas infantiles. Hubo resultados: al introducir el “suero oral” disminuyeron radicalmente los casos de diarrea y se erradicaron el sarampión, la poliomielitis y la difteria. Las estrategias preventivas lograron controlar una ­epidemia de cólera ocurrida en los años de su desempeño ­como Secretario (2).

Ante estos tiempos de COVID-19 el legado de Jesús. Kumate representa un faro de lecciones políticas en tiempos de obscuridad. La vacunación es un patrimonio científico y un episodio de oro en nuestra historia. Debemos apoyar la ciencia y la industria biotecnológica para contar con vacunas, y políticas de bienestar como el programa universal de vacunación, y diplomacia apoyada en ciencia para participar de lo que desarrollen otros países y ayudar a las naciones de nuestra región. La participación de México en la iniciativa global COVAX y la negociaciaciones recientes de la. Cancillería para el abastecimiento de vacunas, así como la creación de una planta de vacunas en Hidalgo son muestras de esta diplomacia de la ciencia que reivindica el legado de Kumate para enfrentar a COVID19. Para afrontar los desafíos globales, las pandemias venideras y el deterioro del medio ambiente, es precisa la política informada en el conocimiento y el reconocimiento de que la ciencia -ejercida en toda libertad- y los científicos tienen un valor social prioritario en el proyecto de nación. Se trata de una tarea digna y permanente.

Ya diría un líder de la Revolución Mexicana: no permitan que esto acabe así, contar que hemos dicho algo.

¡Muchas gracias!

José Luis Santiago Garduño

Médico Cirujano

Asesor en Gobierno en políticas de salud

Socio Numerario de la Sociedad Mexicana De Historia y Filosofía de la Medicina

Embajador de la Agenda 2030 por MYWorld México de Naciones Unidas

Parsifal F. Islas Morales

Investigador en biología celular y biomedicina

Coordinador de la Cátedra de Diplomacia y Patrimonio de la Ciencia

Consultor de Gobierno en ciencia y cooperación internacional

Lamán Carranza

Titular de la Unidad de Planeación y Prospectiva del Estado de Hidalgo

Referencias
Kraus A. (2009). La enfermedad de la pobreza. Entrevista con Jesús Kumate. Revista Letras Libres. Junio. México.
Hernández B. (2018) Jesús Kumate o la encomienda que llena una vida. Crónica. Marzo.
Gobierno de México (2018) Semblanza del Dr. Jesús Kumate.

Google News

TEMAS RELACIONADOS