“Me decían, pero ¿cómo te vas a meter a un tema tan delicado? Si de por sí trabajar violencia de género te pone en riesgo, imagínate, la trata de personas”. Esta es la realidad para nuestra aliada de la Casa de la Mujer Indígena (CAMI) de San Quintín y para miles de personas en México, particularmente mujeres, que trabajan incansablemente por la justicia, a pesar de los riesgos que enfrentan.
De acuerdo con el Inegi, en México habitan 7.3 millones de personas que hablan alguna lengua indígena, 6.1% de la población, de las cuales 51.4% son mujeres. Ambos factores —ser mujer e indígena— aumentan el riesgo de ser víctima de trata de personas, especialmente con fines de servidumbre doméstica y explotación sexual.
Tal como lo destaca una de nuestras compañeras de la CAMI Tlaola: “Basta solamente una necesidad para estar en riesgo ante la trata. Y en las comunidades efectivamente hay muchas necesidades”. Este es el centro del problema: las personas tratantes se aprovechan de las condiciones de vulnerabilidad, particularmente en comunidades que han sido históricamente discriminadas.
Para hacer frente a este reto, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en México ha establecido alianzas con las CAMI de Papantla, Veracruz; San Quintín, Baja California, y Tlaola, Puebla. Con cerca de 200 mujeres indígenas y autoridades locales estamos construyendo mecanismos de detección, sensibilización y denuncia para eliminar el sufrimiento invisible causado por la explotación.
Esta labor conjunta fomenta el intercambio de conocimientos y el fortalecimiento de lazos comunitarios, pero más importante aún, permite traducir experiencias locales en acciones concretas. No podemos erradicar un delito si no comprendemos cómo afecta a una comunidad en específico; cómo se arraiga en ella y cuáles son las fortalezas comunitarias para erradicarlo.
En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, desde UNODC remarcamos la importancia de generar respuestas y acciones de prevención que nazcan del conocimiento y las condiciones específicas de los pueblos indígenas y que aprovechen la experiencia de las mujeres que durante años han enfrentado este delito en sus comunidades.
A través de radio, televisión, redes sociales, perifoneo y arte gráfico, la campaña Corazón Azul contra la trata de personas difunde mensajes y materiales que respetan y responden a los contextos particulares de las comunidades indígenas, al tiempo que aprovechan sus similitudes con otros espacios del país para tener un alcance nacional. Esta iniciativa de UNODC informa y promueve la denuncia con mensajes en español, náhuatl, mixteco y totonaco.
Reconocemos el recorrido de los pueblos indígenas, especialmente de sus mujeres, que han marcado el camino de la prevención y la concientización para asistir a las víctimas y evitar que más personas caigan en las redes de tratantes.
Particularmente señalamos nuestro agradecimiento y admiración a las mujeres de las CAMI. Ni la pandemia, ni las adversidades han detenido su labor.
En la construcción de paz, fortalecimiento del tejido social y el desarrollo comunitario, las mujeres indígenas juegan un papel fundamental. UNODC está ahí para apoyarlas, ofrecer asistencia técnica y amplificar sus potentes voces para prevenir este delito.
Informémonos. Difundamos los mensajes de la campaña Corazón Azul. Seamos aliados de las comunidades indígenas para erradicar las desigualdades y los factores de vulnerabilidad ante la trata de personas. Por un México más fuerte, diverso y en paz.
Representante de UNODC México
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