La que se llevó el repudio general en Guerrero, nos platican, fue la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez (Morena), quien es recordada por haber sido grabada en una reunión con líderes criminales, pero ahora a pesar de la tragedia que dejó el huracán Otis en Acapulco, decidió que era buena idea presentar su informe “a lo grande” en la plaza principal con música, baile y hasta fuegos artificiales. Nos relatan que lo que menos le han dicho fue “ridícula”, “insensible” y que fue una falta de respeto para las personas que están aún buscando a sus familiares en el puerto y aunque argumentó que “era para rendirle cuentas al pueblo”, varios le replican que ¿para qué tanta fiesta en un momento así? Que le aproveche.
Otros ediles sí fueron discretos
Al los que sí “se les aguadó la fiesta” en Sinaloa, nos cuentan, fue a los alcaldes morenistas de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, y de Guasave, Martín Ahumada Quintero, pues tenían planeados varios eventos para su Segundo Informe de Gobierno y así poderse lucir en busca de su reelección, pero “como del plato a la boca se cae la sopa”, sus municipios fueron de los más afectados por el paso de la tormenta tropical Norma, por lo que, nos indican, ambos optaron por un evento discreto en sesión de sus respectivos Cabildos y guardarse la ostentación para otro día, pues como bien dicen, “el horno no está para bollos”. Así, pues sí.
Se va, se va, se fue auditora estatal
En lo que era “crónica de una renuncia anunciada”, nos comentan que en Puebla finalmente la titular de la Auditoría Superior del Estado, Amanda Gómez Nava (Morena) dejó su cargo. Nos explican que doña Amanda fue impulsada por el finado gobernador Luis Miguel Barbosa (Morena), por lo que desde hace tiempo se quedó “huérfana” —políticamente hablando— y varios le dieron la espalda, pero su actuación errática y sus supuestos conflictos de intereses ante las anomalías en la administración barbosista, tampoco le ayudaron mucho, además de que surgieron varias presiones que la llevaron a su renuncia y ahora los leales a don Miguel cada vez son menos. ¡Zas!