El asesinato de Eduardo Franco Lárraga (Morena), alcalde de Tancanhuitz, San Luis Potosí, nos cuentan, ya pasó factura a la líder morenista local, Rita Ozalia Rodríguez Velazquez, a quien acusan de abrir las puertas a la familia de José Guadalupe Aguilar Acuña (Morena), conocido como Pepelupe, detenido por el crimen del edil. Nos explican que la relación surgió en el proceso electoral, cuando la poderosa familia Aguilar aceptó apoyar a los candidatos de Morena a cambio de una regiduría en la capital y otra en Tancanhuitz, que casualmente ocupan la esposa y el hijo de Pepelupe. Ahora, por “cosas del destino”, el alcalde sustituto podría ser Alejandro Aguilar (Morena), hijo del presunto asesino del edil Franco Lárraga. ¡De novela!
Alcalde “limpio” con mala policía
El que salió bueno para evadir el bulto, señalan, es el alcalde de Comitán de Domínguez, Chiapas, Mario Antonio Guillén Domínguez (PT), quien está muy tranquilo en su cargo, por tercera ocasión, pese a que 46 elementos de la policía municipal, incluyendo mandos, están detenidos por presuntos vínculos con el crimen organizado. Nos cuentan que cuando medios locales preguntaron a don Mario si no debería renunciar, él dijo que es un “hombre limpio” y recordó que hace tres años puso en operación un “grupo paralelo” de agentes, conocidos como Los Zorros, que usaban fusiles y uniformes tácticos, pero omitió decir que algunos de ellos están entre los detenidos. ¡Vaya olvido!
A sacar cadáveres de la UAdeO
La que no debe dormir tranquila en Sinaloa, nos platican, es la exrectora de la Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO), Sylvia Paz Díaz Camacho, pues la auditora Superior del Estado, Emma Guadalupe Félix Rivera, dejó ver que hay una revisión a fondo en esa casa de estudios, pues son varias las denuncias sobre nepotismo, compras irregulares y posibles actos de corrupción durante el periodo de doña Sylvia, que inició en 2017 y concluyó en enero pasado, durante el cual familiares de la exrectora sacaron provecho como proveedores. Y mientras doña Sylvia insiste en que todo es “una campaña negra”, nos aseguran que la auditoría será forense y por más escondidos que puedan estar los cadáveres, el olor los delatará. ¡Qué tal!