Al que “se le junta la chamba” en Chiapas, nos platican, es al fiscal general, Jorge Luis Llaven Abarca, pues además de perseguir a los presupuestos criminales se da tiempo de ser director de un diario que se edita en Tuxtla Gutiérrez. Nos señalan que en la ciudadanía varios se empiezan a preguntar ¿cómo le hace?, si de día cumple con sus funciones en el despacho de la fiscalía y por la noche y madrugada se dedica a dirigir el diario. Lo peor, nos dicen, es que se teme que dobletee durante los nueve años para los que el Congreso local lo nombró, pero también se cuestionan si el doble trabajo no estará fuera de la ley o lo puede distraer de sus tareas en la fiscalía. ¿Será que de plano no le alcanza?
Señalan omisión de gobernador
La que mostró que “no tiene pelos en la lengua” en Baja California Sur, nos cuentan, es la diputada local Teresita de Jesús Valentín Vázquez (Morena), quien exhibió omisiones del gobernador Víctor Castro Cosío (Morena); el titular del Instituto de Vivienda, Benjamín García, y la presidenta del Sistema Estatal DIF, Patricia López Navarro. Nos relatan que doña Teresita acusó que los jornaleros migrantes del municipio de Mulegé están abandonados y aguantando temperaturas de cero grados; que van tres años que ni cobijas les manda alguna institución y para acceder a mejorar sus casas de cartón, el INVI les pide 8 mil pesos que no tienen. Pero el colmo fue, nos dicen, que don Víctor hizo gira por esa zona y nadie comentó nada. ¡Qué tal!
Tiran “argumento Calderón”
Desde Sinaloa nos comparten que la senadora Imelda Castro Castro (Morena) “dejó varias cejas levantadas”, pues en un evento intentó justificar la inseguridad que se presenta todos los días y, al puro estilo 4T, acusó que en el sexenio de Felipe Calderón las autoridades eran las responsables de la violencia que se padeció en el país. Sin embargo, nos señalan que la lideresa estatal del PRI, Paola Garate Valenzuela, le aclaró que los ciudadanos no solo son víctimas de un número escandaloso de despojos violentos de vehículos y levantones, sino que además tienen que enfrentar un tortuoso procedimiento para denunciar, que tarda hasta un día sólo para levantar una querella, porque la violencia superó la capacidad de respuesta. ¡Vaya!