Los que andan “con pies de plomo” en Morelos, nos platican, son los diputados locales de Morena pues quieren darle continuidad a la remoción del fiscal estatal, Uriel Carmona Gándara, pero con un proceso pulcro, transparente y ajustado a la ley, para impedir que recurra a “argucias legales” que lo mantengan en el cargo. En la esquina contraria, nos indican que don Uriel “hace cuentas”, pues necesita tener en su causa a siete de los 20 legisladores, ya que para destituirlo se necesitan 14 votos, aunque hay cinco legisladores que lograron la reelección y desde el pasado periodo legislativo tienen afinidad con el fiscal. ¿Lo logrará?

Familia “bien acomodada” en Chiapas

Los que han hecho “una tradición” la repartición de cargos públicos en Chiapas, nos cuentan, es la familia de la senadora Sasil Dora Luz De León Villard (Morena), pues desde hace más de una década los ocho hermanos y sus cónyuges se reparten cargos a placer, aunque no sean originarios de los municipios donde han llegado a ocupar los puestos. Nos explican que el caso más reciente que “paró de pestañas” a más de uno fue el ocurrido con la diputada local Sahara Munira José Flores, quien se hizo pasar por lesbiana para ocupar una curul en el Congreso local destinada a la comunidad LGTBQ+, pero con el detalle de que está casada legalmente con Fitzgerald De León, hermano de doña Sasil. ¡Vaya familia!

Pelea pendiente en el PAN de Sinaloa

La que aún “no logra conciliar el sueño” en Sinaloa, nos comparten, es la lideresa estatal del PAN, Roxana Rubio Valdez, pues aún no se resuelve en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación una acusación en su contra por el ejercicio de violencia política en razón de género, que interpuso la consejera del blanquiazul, Itzel Cházaro Zamudio, y que podría arruinarle su retorno al Congreso local. Nos indican que, a escasos días de la instalación de la próxima Legislatura, doña Itzel volvió a la carga y denunció que su denuncia está estancada y dejó entrever que hay “un manto protector que cubre a doña Roxana. Bien dicen que “para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”. ¡Zas!