Como truco de “nada por aquí, nada por acá”, nos platican que en Sinaloa, en el municipio del Rosario, desaparecieron más de 2 millones de pesos para el pago de cuotas del ISSSTE, retenciones de créditos no enterados y fondo de pensiones que tenía que hacer la alcaldesa expriista Claudia Liliana Valdez Aguilar (Morena). Nos explican que, sin justificación, doña Claudia sólo pagó 5 millones de los 7 millones de pesos que se tenían etiquetados para dichas cuotas del último bimestre de 2022, por lo que, al empezar este año, los burócratas “pegaron el grito en el cielo” al detectar el faltante y doña Claudia nomás no explica dónde está el dinerito, por lo que fue acusada ante el Congreso local y la Auditoría Superior del Estado... a ver si con ellos se acuerda “dónde lo puso”. ¡Qué vergüenza!

Cruz Roja, en terapia intensiva

Nos comparten que, en Guanajuato, quien “trae en jaque” a la Cruz Roja es el alcalde de San Felipe, Eduardo Maldonado García (PVEM), pues amenazó con embargar los bienes de la delegación municipal, por un adeudo de 80 mil pesos por concepto de impuesto predial. Nos indican que la advertencia tiene en incertidumbre al equipo de voluntarios de la institución, el cual clama ayuda y permanece en espera de “un milagro” o que alguien les tienda la mano, porque desde hace tiempo el gobierno de don Eduardo le dio la espalda a la benemérita institución con el retiro de los donativos anuales que les daban para operar y ahora no hay ni para gasas. ¡Qué tal!

Tratan de tapar boquete priista

Como dicen que “el horno no está para bollos”, nos cuentan que, en Sinaloa, la nueva lideresa del PRI estatal, Paola Gárate Valenzuela, hizo “una cordial invitación” a las diputadas locales, que reniegan de su militancia, para que pidan licencia y le dejen la curul a sus suplentes, quienes sí guardan lealtad a su partido. Nos explican que doña Paola se puso ruda, luego de que renunció a su militancia la legisladora Deisy Judith Ayala Valenzuela, para irse a las filas de Morena, donde fue recibida “con los brazos abiertos” y, ante la sospecha de que más priistas sigan ese caminito y abandonen “el golpeado barco tricolor”, prefirió dar un golpe en la mesa para ver quién se va y quién se queda. ¡Ouch!


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