Existe una preocupación sobre el ominoso actuar de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Distintas organizaciones civiles, colectivos, víctimas, partidos y actores políticos han denunciado que la institución que debe proteger y garantizar los derechos fundamentales de todos los mexicanos, hoy es cómplice de quienes generan violencia en nuestro país.

Su titular, la señora Rosario Piedra, fue nombrada con el robo de dos votos que perpetró Morena en el Senado de la República y con ello, también se robaron su autonomía. Ha permanecido callada y no le ha hecho frente al gobierno que usa todo el aparato del Estado para silenciar a las voces disidentes y vulnerar así —constantemente— los derechos y libertades de las personas.

¿Qué pasó con aquella CNDH que defendía a los mexicanos, que protegía a la Constitución, que le hacía frente a los gobiernos? porque hoy, su actual administración ha demostrado que responde exclusivamente a los intereses del gobierno federal y no a las demandas de justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición. No ha entendido el lugar que ocupa en la realidad histórica de nuestro país.

Lastimosamente, no dijo nada sobre la falta de pruebas de detección de Covid ni sobre el uso electoral de las vacunas. Tampoco emitió un posicionamiento ante el desabasto de medicamentos y mucho menos ha salido a la defensa de los periodistas que son estigmatizados desde Palacio Nacional. Ni siquiera impugnó el primer acuerdo —de mayo de 2020— que publicó el Presidente López Obrador para militarizar al país.

Se ha quedado callada ante los abusos del gobierno de López Obrador, pero promueve acciones contra leyes que responden a la lucha histórica de las mujeres. Así de absurda es su actuación. Los desafortunados actos no acaban ahí, en un pronunciamiento público, la CNDH habló de “posturas feministas en un grado extremo” o de “posturas radicales sexistas”, demostrando su falta de sororidad con las mujeres. Desdeña la lucha histórica de las mexicanas para vivir una vida libre de violencia, en igualdad y justicia, ya que se ha puesto del lado de los deudores alimentarios.

En lugar de defender a los padres irresponsables, la Comisión Nacional debería posicionarse contra la amenaza presidencial de militarizar al país y en cuanto se publique el acuerdo del Ejecutivo federal por el que se adscribe la Guardia Nacional a la Sedena, debe impugnarlo ante la Suprema Corte. Lo anterior, a efecto de que verdaderamente defienda los derechos humanos de los mexicanos contra la militarización que tanto daño podría generarle al pueblo de México.

Por si fuera poco, ahora pretende silenciar a los Consejeros Consultivos de dicho organismo, ya que en el proyecto de Lineamientos Generales, se establece que pueden perder su calidad de consejeros honoríficos si emiten opiniones o realizan conductas que no le parezcan a la titular de la CNDH. Tal parece que ha aprendido las mismas técnicas tiránicas de su jefe, el Presidente López Obrador.

El actuar de la señora Piedra es ilegal e inmoral, por lo que es necesario que acuda al Senado a rendir cuentas sobre su negligencia a la hora de proteger y garantizar los derechos humanos de los mexicanos.

Senadora de la República

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