En la mañana de ayer, la mayoría destructiva de Morena y sus partidos aliados en el Senado, aprobaron más de cuatrocientas modificaciones en materia electoral, las cuales son un retroceso para la vida democrática de México. 
 
Después de una sesión que duró más de 23 horas, el bloque oficialista le entregó al Presidente López Obrador el poder de desmantelar al INE. Los cambios aprobados son a todas luces inconstitucionales, pero eso, no les importa, porque tienen una obsesión por destruir al árbitro electoral. 
 
El proyecto enviado por la Cámara de Diputados tuvo modificaciones sustanciales en el Senado. Algunos de esos cambios, causaron críticas desde el Ejecutivo federal, como la figura de la candidatura común que no tiene otro objetivo que mantener ilegalmente a los partidos aliados, transfiriéndoles votos y presupuesto y así, puedan conservar su registro. Es una clara burla al pueblo de México, ya que con tal de que se aprobara esta reforma, negocian con el voto de la ciudadanía. 
 
Morena y sus partidos satélites, aprobaron debilitar presupuestalmente al INE, compactarán sus áreas sustantivas y operativas, generando desorganización y más del 84% de los trabajadores especializados se quedarán sin su fuente de empleo. Restringen su autonomía, ya que ahora, deberán subordinarse a los gobiernos en turno para decidir sobre su presupuesto y en cuanto a la impresión de la papelería electoral, deberán realizarla en colaboración con la Secretaría de Educación Pública. Una vez más, destruyen a los organismos constitucionalmente autónomos. 
 
Aunado a ello, se le prohíbe al INE sancionar con la cancelación de candidaturas cuando violen la ley electoral. Así como se le restringe a emitir criterios ante los vacíos legales y mediante los cuales se obliga, en la mayoría de los casos, a que partidos y candidatos realicen ciertas acciones. 
 
Con esta reforma también se censuran a los candidatos y a los partidos políticos para que no hablen mal del gobierno ni critiquen su falta de resultados. Es claro que esta mordaza les urgía aprobarla para silenciar a la oposición. Mientras tanto, avalan que los empleados del gobierno hagan campaña desde el poder público, legalizando así, la ilegal campaña que están realizando tanto Claudia Sheinbaum como las demás corcholatas del régimen. 
 
Si bien se recuperó la existencia de la Sala Especializada del Tribunal Electoral, le quitan armas a la autoridad jurisdiccional para sancionar las faltas electorales, lo que genera impunidad y un piso disparejo. 
 
Esta reforma está viciada de origen. Si en realidad Morena quería hacer un cambio en la vida democrática de México, debió aprobar instrumentos legales para garantizar la libertad de expresión, la organización electoral, la equidad en la contienda y que quien no tenga la preferencia ciudadana, se vaya. Así como fortalecer al árbitro electoral y a las autoridades jurisdiccionales, respetar su autonomía, y trabajar en parlamento abierto de la mano con expertos. 
 
Lo que ayer se aprobó por los senadores del régimen es una traición a nuestra democracia y una traición a México. 

Senadora de la República

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