Esta semana, la Cámara de Diputados, con Morena al frente, le dio un duro golpe a la democracia. Los legisladores del oficialismo se entregaron a los caprichos del presidente López Obrador y se negaron a ser un contrapeso a este gobierno tan destructor.
Como no obtuvieron los votos para destruir la Constitución, entonces presentaron un plan B y un plan C que daña a la democracia en nuestro país. Decían que iban a ser diferentes, pero hoy, replican las peores prácticas del abuso desmedido del poder público. Sin un estudio previo, sin conocer el contenido de la iniciativa, sin discutirse en comisiones, sin escuchar a expertos y en un madruguete, los diputados del bloque oficial aprobaron reformar seis leyes que rigen los procesos electorales.
Con su mayoría simple, quieren retroceder en lo logrado con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, así como con la Ley General de Partidos Políticos, la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, la Ley General de los Medios de Impugnación en Materia Electoral, la Ley General de Comunicación Social y la Ley General de Responsabilidades Administrativas en materia electoral.
Con esta desaseada reforma, quieren asfixiar presupuestalmente al árbitro electoral, quitándole más de 3 mil 605 millones de pesos, quieren colapsar al INE al eliminar sus áreas especializadas. Y como no les gusta la capacidad sino el servilismo, suprimen el servicio profesional electoral.
Pretenden validar sus campañas ilegales al excluir la posibilidad de cancelar el registro de candidaturas si son reincidentes al violar la ley electoral. Lamentablemente, perpetúan el desvío de recursos públicos para promocionar a sus corcholatas.
Y para que sus partidos aliados los apoyaran, a cambio están proponiendo transferirles votos para que conserven sus registros a pesar de que no cuenten con la preferencia ciudadana. Le quitan dientes al tribunal electoral para que no puedan sancionarlos. Al ser delincuentes electorales, quieren impunidad.
Hay una amenaza latente de que la próxima semana en el Senado de la República, Morena y sus partidos aliados, aprobarán esta reforma regresiva. Lastimosamente Morena ocupará su mayoría no para construir en favor de México, ni para atender los problemas que más preocupan a los mexicanos. Utilizarán su mayoría para cumplirle al presidente López Obrador.
En el bloque de contención daremos el debate, exigiremos que no se sigan dañando a nuestras instituciones. Nosotros votaremos en contra de estas modificaciones, ya que no atienden el problema de inseguridad, ni la crisis economía, ni resuelven el colapso del sector salud.
Tenemos un compromiso con los mexicanos: velar y proteger el Estado de derecho, para que las libertades y derechos, sean salvaguardados y garantizados. Ningún gobierno puede estar por encima de la decisión ciudadana y López Obrador debe aprender a escuchar a los mexicanos que piensan diferente, que disienten, que alzan la voz ante las constantes vulneraciones. Es tiempo de que hable México.
Senadora de la República
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