El 25 de octubre de 2023 quedará grabado en la memoria de los mexicanos. El huracán Otis arrasó con las playas de Acapulco y con varios municipios colindantes. A su paso dejó comercios, hoteles y casas destrozadas, dejó incomunicada a la población, sin víveres, sin agua y sin electricidad. En su camino dejó muerte e incertidumbre.
Otis es una tragedia que se pudo haber evitado, como todas las que ha habido durante la administración de Morena. Es inaceptable que el gobierno, sabiendo con 21 horas de anticipación que la tormenta tropical se había intensificado a huracán, no haya hecho nada para evacuar a la población y a los turistas. Es inadmisible que hayan dilapidado los recursos del fideicomiso del Fonden en obras obsoletas y no en la prevención y atención de las catástrofes naturales.
Ha pasado más de una semana desde la devastación. Una semana donde el gobierno federal dejó ver su peor rostro e intenta utilizar esta tragedia con fines electorales, impidiendo que cualquier persona pueda ayudar de manera directa a los damnificados.
Los mexicanos siempre nos hemos distinguido por ser un pueblo solidario, que nos damos la mano cuando más se necesita, por lo que prohibir, desincentivar o criticar a quienes quieren apoyar de buena voluntad, no es ético, ni humano. El gobierno federal se equivoca al rechazar la ayuda humanitaria nacional e internacional. No es momento de detener, es momento de desplegar toda la solidaridad que nos caracteriza.
Sin duda, este huracán golpeó a Guerrero cuando tenemos a los gobiernos más incompetentes de la historia. Morena ha minado presupuestalmente al Servicio Meteorológico Nacional, a Protección Civil y desapareció el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales. También debilitó a los gobiernos locales, porque no tienen recursos suficientes para atender ningún tipo de desastre natural. Han aplastado a las instituciones quitándoles sus recursos para usarlos en obras inservibles.
Que después de una semana, López Obrador junto con su gabinete, haya anunciado un “plan básico” —el cual no contiene una sola política o apoyo para el sector turístico, base de la economía del puerto—, es una muestra más de lo alejado que está de la urgencia para solucionar los problemas del pueblo de México. La ayuda se necesitó desde hace una semana, para alertar y prevenir a la población. Hoy no deberíamos tener 46 muertos y 58 personas desaparecidas. Acapulco y las zonas cercanas al puerto no tenían que sufrir tanto.
EL PILÓN:
Mientras el caos prevalece en Acapulco y se carece de una estrategia para restablecer inmediatamente los servicios de salud y llevar medicinas para evitar brotes infecciosos, la administración de Morena se dedica a reunirse para el desmantelamiento de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) que afectarán a los mexicanos que padecen cáncer de mamá, cáncer cervicouterino, cáncer de próstata, diabetes, entre otros, comprometiendo su diagnóstico, sus tratamientos y su vida.
Esta es una muestra más de que el gobierno federal actúa rápido solo para lo que le interesa.