México vive tiempos de definiciones: defender a las instituciones y salvar a nuestro país o claudicar ante un gobierno autoritario que quiere silenciar, a cualquier costo, las voces que piensan diferente.
Sin duda, somos muchos los que defendemos la legalidad, los que reconocemos nuestra historia, los que queremos fortalecer y perfeccionar a las instituciones y sobre todo, los que luchamos por nuestras libertades y nuestros derechos. Este domingo, 13 de noviembre, así lo haremos con una marcha ciudadana, pacífica, incluyente y sin colores partidistas.
Tomaremos las calles de la Ciudad de México y de muchos estados más, defendiendo la democracia. Alzaremos la voz para que este gobierno entienda que no cederemos ante los caprichos de un solo hombre. Marcharemos por la lucha de quienes nos antecedieron y por el bienestar de las nuevas generaciones. Caminaremos entrelazados para decirle claro y de frente a este gobierno, que no permitiremos que destruyan a nuestro país.
López Obrador se va a ir en dos años, como se han ido todos los presidentes, pero el daño que está dejando a su paso, debe parar. La reforma electoral que pretende aprobar Morena y sus aliados es un duro golpe a la democracia. No podemos permitir que sigan dilapidando lo que tantos años y tantas luchas ha costado. Hace 30 años logramos quitarle al gobierno el poder de decisión sobre nuestros representantes y a ese doloroso pasado no podemos regresar.
Defender al INE no es un tema de clasismos, ni de racismos, mucho menos de hipocresías, como lo ha calificado el presidente López Obrador. Defender al INE es garantizar que los ciudadanos acudan libremente a elegir a sus representantes, que su voto cuente y sea respetado. Defender al INE es dotarlo de las herramientas suficientes para que los ejercicios de participación ciudadana se hagan con apego a la ley y si son vinculantes, se cumplan. Defender al INE es contar con un árbitro electoral que reconozca los triunfos de los candidatos ganadores. Defender al INE es contar con una institución que dé certeza a los procesos electorales.
Hoy, al presidente López Obrador se le olvida su propia historia. Se niega a recordar cuando él tomó las calles y les exigió a los gobiernos en turno. Basta recordar todas las movilizaciones que encabezó.
En 1991 inició una marcha por un supuesto fraude electoral en seis municipios de Tabasco. En 1994 organizó la “Caravana por la Democracia” y exigió la anulación de la elección de gobernador de Tabasco. En 1996 tomó los pozos petroleros de Pemex. En 2005 inició el recorrido “por las libertades ciudadanas” tras dejar su encargo como Jefe de Gobierno del Distrito Federal. En 2006 mantuvo un plantón en Paseo de la Reforma y el Zócalo capitalino. Incluso, en 2013, llamó a la desobediencia civil.
En este país libre, tenemos derecho a alzar la voz. Por ello, este 13 de noviembre a las 10:30 horas, marcharemos en defensa del INE. Nos reuniremos en el Ángel de la Independencia. Y caminaremos libres, porque defender al INE es defender a México.