El veto presidencial a los nombramientos de los nuevos comisionados del Inai, que se aprobaron por más del 70 por ciento de los senadores presentes, es un paso más de López Obrador para destruir a los organismos constitucionales autónomos. Es evidente que el presidente le apuesta a la inoperatividad del Instituto Nacional de Transparencia, porque quiere encubrir la corrupción de su gobierno.
Desde que López Obrador era titular de la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, inició una guerra en contra de la rendición de cuentas. Así como ahora, en 2003 vetó la ley que reconocía el derecho de los capitalinos a conocer la información que se encontraba en poder de los órganos del gobierno. Como de nada le valió su facultad para entorpecer la promulgación de la ley, entonces interpuso una controversia contra la designación de los consejeros ciudadanos del InfoDf.
Han pasado veinte años desde aquel atentado al acceso a la información, y mientras la ciudadanía exige se garanticen sus derechos, el señor López Obrador tiene una fijación por minar todo aquello que signifique transparencia, rendición de cuentas, piso parejo e imparcialidad, porque claro, a él sólo le interesa tener subordinados que lo obedezcan.
Por el Inai, los mexicanos conocieron los contratos de Pemex a la familia presidencial. Se hizo público el conflicto de intereses del hijo del presidente López Obrador en torno a la “Casa Gris” . También, se supo del fraude en Segalmex. Gracias al Inai, se sabe sobre la corrupción de este gobierno. Y precisamente por eso, López Obrador quiere destruirlo.
Si el Inai deja de funcionar, los mexicanos no tendrán la posibilidad de saber cuánto se ha gastado y cuánto seguirá tirando este gobierno en un aeropuerto que no tiene vuelos. Ni conocer cuánto dinero se ha dilapidado en una refinería que no refina. Es más, no podrán tener acceso a los estudios de impacto ambiental que, supuestamente, se realizaron para cumplir el capricho del Tren Maya . La opacidad es lo que distingue al gobierno de López Obrador, por eso quiere destruir el sistema de información pública.
Los ejemplos de destrucción de su gobierno son claros: en la CNDH impulsó la designación de una subordinada ideológica que hoy, no presenta acciones legales para detener las arbitrariedades de la administración morenista y que encubre las violaciones a los derechos humanos. En el INE, pretenden nombrar como consejeros a personas sin experiencia en materia electoral, pero eso sí, que son afines al régimen y con ello, destruir nuestra democracia y vulnerar al árbitro electoral. Y ahora, aprovecha el momento para irse en contra del INAI y poner en riesgo su operatividad al, próximamente, no contar con el quórum suficiente para sesionar.
El presidente López Obrador quiere destruir los organismos que los mexicanos le arrancaron al gobierno para contar con instancias autónomas a las cuáles acudir para que se garanticen sus derechos y libertades . La naturaleza de estas instituciones es cuestionar a los Poderes y construir en favor de los mexicanos. El primer mandatario debe entender que no fueron construidos para caerle bien a quienes ostentan el poder público, sino para ser un contrapeso.