Volamos como un pájaro sobre el Río Bravo. Desde arriba, todo se ve con mayor claridad. El viernes pasado volteamos la mirada hacia el Norte; hoy damos un giro hacia el Sur. Muy al Sur, hasta Tepetitán, Tabasco. Ahí, en la plaza del pueblo, hay un busto de Andrés Manuel López Obrador con una placa que dice: “El rostro de la esperanza, luchador incansable de los derechos de los mexicanos”. Es el lugar de nacimiento del Presidente de México y así es como lo ven sus habitantes.
Está claro que AMLO conecta con una gran mayoría de la población mexicana. Sus simpatizantes creen que es un hombre, quizá el primer líder en la historia moderna del país, que de verdad se preocupa por ellos. Sus detractores temen, en cambio, que todo sea demagogia y que este gobierno regrese a México a su pasado antidemocrático. Pero nadie queda indiferente.
En el camino a 2024 queda ver quién despertará esas pasiones, especialmente las positivas, para suceder a López Obrador. Las campañas no empiezan oficialmente sino a finales de este año, pero ya tres nombres saltan a la vista, como corcholatas recién destapadas que dan giros en el aire: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. En ese orden de preferencia dentro del partido Morena, según las encuestas.
“¿Por qué quiere ser presidente de México?”, le pregunté a Claudia Sheinbaum, favorita hasta el momento, en la entrevista que concedió a Noticias Telemundo. “Porque quiero consolidar el cambio que ha iniciado el presidente López Obrador,” me respondió.
Conversamos con la jefa de Gobierno en un sitio conocido como La Carbonera, dentro del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, con el Zócalo capitalino frente a nosotros. “Supongo que le llaman así porque aquí antes guardaban carbón,” me explicó ella. Hernán Cortés ordenó la construcción del edificio en 1522. Ahora este salón es la biblioteca que alberga las huellas de la administración de la capital del país. Tres vitrales la decoran con imágenes de la fundación de México: el águila, la serpiente y el escudo de armas que Carlos V otorgó a la ciudad en la colonia. Sus estantes guardan secretos históricos en libros de pasta vieja y papel desgastado por el tiempo. Y en ese lugar que encapsula el relato de los siglos, Claudia Sheinbaum confesó que ella misma quiere hacer Historia. “Es el momento de las mujeres,” me dijo. “Tener la posibilidad de ser la primera presidente de México es una oportunidad única.”
Pero la historia no suele escribirse sin dificultades. El Metro es el talón de Aquiles de la jefa de Gobierno. El accidente del 7 de enero en el que una persona murió y 57 resultaron heridas puso el foco, otra vez, en las condiciones de este sistema de transporte. Cuando le pregunté sobre esto, Claudia Sheinbaum aseguró que tiene la vista puesta en el Metro y los recursos necesarios asignados a su mantenimiento. Es verdad que el presupuesto del Metro aumentó casi un 25% en 2022. Pero según México Evalúa, un centro que monitorea la operación del gobierno, los fondos fueron para resolver áreas que ya tenían problemas como la Línea 12 (donde fue el otro accidente mortal), no para evitar nuevas complicaciones.
Días después de la entrevista, llegó la Guardia Nacional al Metro. Y mientras la jefa de Gobierno enfrenta estos cuestionamientos, el Canciller Marcelo Ebrard avanza en las encuestas. Cualquiera de los dos necesitará del apoyo de AMLO para ganar la candidatura de su partido y después la Presidencia. Nada está escrito por ahora y en el camino habrá que hacer una pausa el 4 de junio de este año. Ese día se celebran elecciones en el Estado de México, el más poblado del país, con un enorme poder simbólico. Los resultados ahí pueden definir las cosas para la oposición.
Aún es pronto y queda esperar, pero en este año de batalla política en México, una cosa se hace evidente: la figura central seguirá siendo el Presidente, su busto en Tepetitán como una sombra sobre aquel que quiera sucederle.