El sector mexicano encabeza la revolución digital en tiempos de pandemia. Sin embargo, las transformaciones aún son muy lentas respecto a los cambios que demanda el mercado.

Mientras en el último año las operaciones remotas se multiplican en el mundo, en el sector financiero subyace una disparidad de competencias no sólo tecnológicas sino blandas, lo que frena los ingresos en esta industria integrada por bancos, empresas financieras, seguros, fianzas y otros.

Pero nada es inamovible: uno de cada cinco puestos de trabajo del sector financiero corre el riesgo de desaparecer y el 50% de todos los empleados verán drásticos cambios en el trabajo que ahora desempeñan.

Ahora que miles de sucursales bancarias cerraron, existe un flujo constante de actores fintech y otros nuevos participantes con menos inercia institucional, e incluso menores limitaciones regulatorias en algunos casos, de ahí que las empresas financieras necesitan mejorar sus habilidades internas.

El proceso es arduo: sólo 17% de las firmas tienen progresos significativos en el conocimiento de la tecnología por parte de sus trabajadores y 24% presenta programas de upskilling para generar mayor innovación y una transformación digital acelerada.

De manera simultánea, la industria financiera podría aumentar 263 millones de dólares en el Producto Interno Bruto global si mejorara la brecha actual de habilidades. Sin embargo, existen factores para frenar las inversiones en capacitación: tecnología en rápida evolución, restricciones regulatorias y la presión por alcanzar los objetivos financieros a corto plazo.

Otros frenos al reskilling financiero son la rotación de personal, los programas onerosos y su retorno de inversión (ROI) incierto.

La capacitación no se limita a adoptar una cultura digital. Las empresas financieras también requieren competencias blandas como empatía, resiliencia, adaptabilidad y resolución creativa de problemas entre sus colaboradores.

Ahora que el número de transacciones digitales se disparó en el último año, las empresas deben transformarse y desarrollar su talento. Corresponde a las asociaciones y grupos comerciales de la industria ayudar a cerrar la brecha de competencias, lo que permitirá un progreso más rápido a nivel sectorial.

Aumentar la cualificación y el reskill requiere la colaboración con el gobierno, instituciones de educación superior, organismos de la industria, organizaciones de pares u otros sectores económicos para apoyar el aumento de la cualificación del talento de los servicios financieros.

Vale remarcar que al introducir programas de capacitación y desarrollo se deben comprender profundamente los datos. Se requiere analizar qué funciones y habilidades son redundantes por las tecnologías y los modelos de negocio cambiantes, cuales son los roles nuevos y aquellos que requieren diferentes habilidades y experiencias.

Comprender las correlaciones positivas entre la reskilling, la productividad y la automatización es una tarea que no debe soslayarse. Para que los programas sean autofinanciados, los gobiernos y las instituciones financieras pueden vincular las iniciativas de reskilling con la creación de empleo y la productividad.

Aumentar la cualificación y la reskilling para reducir la brecha de competencias es prioritario en un sector muy relevante en las economías del mundo. La revolución aquí está en marcha, y no se limita a la digitalización.

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